26 años libres del Muro de Berlín
Contenido
Pues bien, el 9 de noviembre Alemania celebra 26 años libre del oprobio del comunismo; la ocasión permite preguntarnos si acaso está acercándose para Colombia la hora de un régimen de extrema izquierda.
No es descartable que en un futuro próximo sea esta nuestra realidad, y aunque quizás muchos no lo sepan en el fondo el problema es, ante todo, jurídico y no sólo político; evoca, por lo demás, las profundas limitaciones que se pueden llegar a presentar en el ejercicio de las más elementales libertades humanas: de expresión, reunión, asociación, trabajo, movilidad, religión, etc., así como el fantasma de Venezuela: una nueva, mas no mejor, forma de ciudadanía.
Aparece lejos del horizonte colombiano la izquierda chilena y, con mucho, la europea; una y otras coprotagonistas de los altos niveles de desarrollo de Chile y de los países de la Unión Europea.
No pugna para ellas el ejercicio de las libertades individuales como las citadas arriba y otras más como la de empresa y la propiedad privada, con el ideario propio de una izquierda, esa sí verdaderamente democrática y progresista. Han logrado aunar la dimensión social que las caracteriza, con las virtudes del capitalismo.
Tuve ocasión de estar en el Berlín de 1985, tanto en el lado capitalista como en el comunista. La vida, si es que así puede llamar a lo que se presentaba en este último, era francamente oprobiosa, indigna, aplastante, oscura, en una palabra, tenebrosa.
La noche en que cayó el Muro nadie corrió hacia el Este; por el contrario, la afluencia hacia el Berlín occidental fue monumental y en el mismo sentido terminó por darse la reunificación no solo alemana sino la de Europa: finalmente los habitantes de los países de la bien llamada “Cortina de Hierro” pudieron desplegar todas sus libertades, iniciativas y derechos, cosa que distaba mucho de ocurrir bajo la égida del partido comunista. De hecho, al momento de la reunificación, la Alemania comunista - llamábase Democrática- acusaba un retraso de entre 10 y 15 años en los indicadores sociales, económicos y ambientales frente a la Alemania capitalista.
El cambio en la geografía jurídica, política, social y económica que quizás le espera a Colombia puede llegar a ser profundo e impactará a todos, sin distingos, salvo para aquellos millonarios que hoy presumen de izquierdistas pero que apenas esta suba al poder huirán con sus gruesos capitales a lugares que les resultan más seguros y cómodos que Colombia: New York, Miami, Los Angeles, etc. Es un escenario que no podemos ignorar.
En Alemania los menores de 25 años nunca conocieron la nación dividida. Es posible que mañana en Colombia haya quienes no sepan qué significa vivir en libertad, poder criticar al gobierno de turno, despotricar de los alcaldes, de las leyes y de las instituciones, uno de los indiscutibles pasatiempos de los colombianos; en otras palabras, la concreción de aquel grafiti que hace unos años se veía en las calles bogotanas: “nuestros sueños son sus pesadillas”. Será ese el horizonte que debemos avizorar?
Hasta la vista