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Así se comparan las agendas en los diálogos de paz con las guerrillas

03 de abril de 2016

Colprensa

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Las diferencias están no solo en el contenido de cada temario, sino en el mismo avance de los procesos. Por ejemplo, con las Farc, hacer la agenda tomó seis meses (previos a la instalación de la mesa de La Habana), mientras que con el ELN necesitó dos años y dos meses.

Y aunque al mirar punto por punto las agendas, son notorias las coincidencias, no necesariamente eso significa una ‘buena noticia’. Por ejemplo, cada una tiene seis puntos, lo que para el director del programa de Ciencia Política de la Universidad de la Sabana, Iván Garzón, puede ser un problema: “Eso da para pensar que no será un proceso corto, más aún cuando hay varios signos de que no hubo acuerdos iniciales sobre el lugar de los diálogos y seguramente en otros puntos que no conocemos”.

Por lo pronto, así resulta la comparación punto por punto de las agendas para los diálogos:

Primer punto

Para las Farc fue 'Política de desarrollo rural', en el que se habló del derecho a la tierra de los campesinos, programas de desarrollo rural, servicios básicos para el sector rural y se acordó la creación de un fondo de tierras para los campesinos.

Para el ELN el primer punto es la 'Participación de la Sociedad en la Construcción de Paz', en el que plantean que se recogerán propuestas de la sociedad civil para tenerlas en cuenta en los acuerdos, especialmente tratando de solucionar los problemas de las regiones.

Esta parecer ser la diferencia más grande entre la discusión de las dos mesas, pues la prioridad de dicha participación estará en el centro de debate con el ELN; mientras que con las FARC, solo en las reglas de funcionamiento se habló de recibir propuestas, pero sin darles mayor trascendencia.

Para el columnista John Mario González esta prioridad a la participación, abre la posibilidad de una mayor dilación en el proceso con el ELN, pues ese grupo podría utilizarla como vía para intentar reformar el país: “Esto va ser un arma de doble filo, puede terminar impulsando el plebiscito o alentado el apoyo de los ciudadanos hacia la paz o puede terminar siendo una dilación más en un proceso ya tardío”. Agrega que, finalmente, esa participación se traducirá en “pequeños foritos, porque con el estado de ánimo que tiene el país no creo que, con los brazos abiertos, multitudes vayan a ver qué hacer con el ELN”.

Segundo punto

En la de las Farc fue la 'Participación Política', en el que pidieron garantías para la oposición, los movimientos sociales y el ejercicio del derecho a la propuesta. En la otra agenda, figura 'Democracia para la paz', con el que quieren realizar un debate sobre la participación de la ciudadanía para “mejorar su realidad”.

Allí mismo se quiere tratar el tema de la manifestación pública y la movilización ciudadana, así como la situación jurídica de los sindicatos y los condenados en las protestas; por lo que pueden coincidir intereses de los dos grupos guerrilleros.

Sin embargo, como en otros puntos, todavía hay cosas por definir con las Farc, por lo que también nace la preocupación de que la nueva discusión dilate ese proceso.

“Ahí la duda que queda es qué va a pasar con los puntos en los que aunque hay acuerdo, hay lugares en blanco. Por ejemplo, el mismo tema de la jurisdicción especial tiene unos espacios en blanco que no son pocos, el tema de las zonas de concentración, el tema de las curules en el Congreso y de la participación en política”, señala Iván Garzón, de La Sabana.

Tercer punto

Luego de definirse la ‘Democracia para la paz’, en el diálogo entre el ELN y la delegación del Gobierno, lo siguiente a discutir serían las 'Transformaciones para la paz', sobre lo que se plantean tres componentes: elaborar propuestas 'transformadoras' que respondan al debate del segundo punto y solucionen problemas de las regiones; crear programas contra las brechas sociales, la corrupción y la degradación ambiental, y diseñar planes integrales con enfoque territorial, aspecto similar a los proyectos productivos para el sector rural y para quienes dejen los cultivos ilícitos, que plantearon las Farc.

Contrario al caso del ELN, con las Farc no se abordó un punto general de 'transformaciones', sino que el tercer punto busca el ‘Fin del Conflicto’, que finalmente consiste en todo el proceso de dejación de armas y reintegración de desmovilizados a la vida civil, y que por su complejidad se dejó para lo último, siendo el que aún tiene estancada a la mesa.

Puntos cuatro y cinco*

En el cuarto punto las Farc contemplaron el tema de drogas ilícitas. Ya superado, se hizo el compromiso de que el grupo insurgente pasaría a ayudar a erradicar el cultivo de drogas y el Gobierno ayudaría a las familias dedicadas a esa actividad, con proyectos productivos.

Mientras tanto, en el cuarto punto del ELN, la discusión será sobre las víctimas, tema que se abordó por las FARC como quinto punto. Antes de que empiece en forma el nuevo diálogo, el Gobierno ha dicho que a esta altura se tomará lo ya acordado con las Farc, aunque se ve que falta tiempo para el momento de esa discusión.

El tema de las víctimas aparece en el proceso con el ELN como quinto punto. Dados los avances en el proceso de paz con las Farc, eso preocupa, pues lo ideal sería un acuerdo pronto con el ELN, que le daría viento fresco a la mesa de La Habana, ante la prevención referente a cómo ese grupo activo se comportará frente a los desmovilizados de las Farc.

Punto seis

En las dos agendas el último punto se refiere a la implementación de los acuerdos. Las Farc dicen que con la firma del acuerdo final se pondría en marcha todo lo acordado, mientras que el ELN menciona un 'Plan de Ejecución', en el que incluyen la verificación y el cronograma y especifican que tendrá dimensiones jurídicas, políticas, sociales, económicas y diplomáticas. 

En este punto queda de por medio el apoyo internacional, ya confirmado de la ONU y la Celac para hacer la verificación del cese el fuego y de las hostilidades, así como de la dejación de armas por parte de las Farc. Lo que parece más conveniente es que ese proceso se hiciera a la par con el del ELN. De nuevo, esa idea suscita la preocupación de que la firma de la paz con las FARC se dilate más “y una negociación larga no le convienen en este momento ni al Gobierno ni a la sociedad”, afirma el politólogo Garzón.

LAS REGLAS DE FUNCIONAMIENTO

Las dos mesas definieron reglas para iniciar los diálogos, en lo que también se dan diferencias. La primera sobre quiénes serán los negociadores de la subversión: con el primer grupo se supo de inmediato, con el ELN solo se tiene certeza de que el jefe negociador será Eliécer Erlinto Chamorro Acosta, alias 'Antonio García', junto a Israel Ramírez Pineda, alias ‘Pablo Beltrán’. Por  parte del Gobierno, la negociación secreta la dirigió Frank Pearl, pero no se ha ratificado que él vaya a ser el jefe negociador en la fase pública. Hasta ahora lo acompañan José Noé Ríos, Jaime Avendaño Lamo y el general en retiro Eduardo Herrera.

Sí resulta igual que cada delegación pone como número máximo 30 personas, de las que diez pueden participarán en las sesiones, cinco de ellas con la vocería y cinco, suplentes.

Sobre las sedes para realizar las sesiones vuelven las diferencias. Con las Farc, tras la instalación en Noruega, se definió como único lugar La Habana (Cuba); con el ELN podrán hacerse rondas en Ecuador, Venezuela, Chile, Brasil y la misma Cuba, sin que se sepa en qué orden, por qué tiempos o bajo cuáles condiciones. Esos países, junto a Noruega, serán garantes del proceso, marcando así otra diferencia: los intermediarios con el ELN serán más.

Una diferencia final es que en el proceso con las Farc el Gobierno se hizo responsable de la financiación para el funcionamiento de la mesa, mientras que los gastos para el diálogo con el ELN serán asumidos por un fondo de cooperación internacional, cuyos aportantes también están por saberse.