Banco de la República enfrenta riesgo de credibilidad que presionaría tasas
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Por eso muchos inversionistas esperan ahora que la autoridad monetaria reaccione con alzas adicionales en su tasa de interés, lo que podría profundizar más de lo previsto la desaceleración de la cuarta economía de América Latina el próximo año e incluso el 2017.
Con los precios al consumidor en su mayor nivel en seis años -y casi duplicando la meta puntual de 3%-, el Banco inició una campaña de alzas a la tasa referencial.
Primero subió su tipo 25 puntos base en septiembre. Un mes después decretó un aumento de 50 puntos al 5,25%, sorprendiendo con su movimiento más agresivo en más de 12 años.
"Hay cierto escepticismo sobre la postura del banco (...)siempre uno de los objetivos era que la política fuera anticipativa y comunicativa, y ninguna le ha funcionado en los últimos meses", dijo un operador de renta fija de una correduría en Bogotá, que pidió omitir su nombre por no estar autorizado a hablar públicamente. "El panorama no está nada claro".
Ahora el mercado, sin una guía tan clara, ve a mediados del año próximo un repunte de la inflación anual a un nivel cercano al 7%, lo que forzaría al Banco a ponerse más diligente.
"Las dos principales herramientas de un banco central para mantener la credibilidad son la comunicación, la palabra; y la otra es la tasa de interés", dijo Andrés Pardo, economista jefe de Corficolombiana, un holding de inversiones que a septiembre administraba deuda local por US$1.160 millones.
"Cuando se tiene mucha credibilidad, con la palabra es capaz de convencer a todo el mundo de que se va a volver a la meta, (pero) si usted no tiene credibilidad el único camino que le queda es la tasa de interés", agregó.
Aunque el banco emisor ha gozado en las últimas décadas de una reputación envidiable, las críticas han surgido por la tardanza en haber actuado y la contradicción en los mensajes mixtos de sus directivos.
El ejemplo más evidente fue en agosto, un mes antes de que el Banco iniciara su ciclo alcista.
Ese mes la entidad mantuvo la tasa apoyándose en argumentos como el del codirector Adolfo Meisel, quien dijo que no veía necesarias medidas. Pero, en una actitud inédita, su colega Carlos Gustavo Cano reveló en una entrevista su voto secreto asegurando que había pugnado por subir la tasa para controlar las tendencias de aceleración de la inflación.
"Hubo realmente recientemente una gran contradicción en términos de muchos codirectores asegurando que no era necesario subir la tasa incluso una semana antes de que lo hicieran", dijo Wilson Tovar, gerente de investigaciones económicas de la correduría Acciones y Valores.
Más recientemente, en un foro este mes, Cano admitió el riesgo que afronta la credibilidad del emisor de no actuar con fuerza contra el avance de los precios.
En un acto de equilibrismo, aunque su mandato es velar por la inflación, el Banco también debe mantener un ojo sobre el crecimiento, que analistas ven desacelerándose hasta un estimado del 3% este año y 2,8 el próximo, ante la caída de los precios internacionales del petróleo que exporta el país.
Demora en actuar
Para los administradores de portafolio, la política monetaria es el factor más importante a la hora de tomar decisiones sobre sus apuestas en Colombia, según una encuesta del centro de estudios Fedesarrollo hecha este mes.
Con el movimiento abrupto en la tasa, la sensación del mercado es que la autoridad monetaria subestimó las presiones derivadas del impacto por el fenómeno climático de El Niño sobre los precios de los alimentos y la transmisión de la depreciación del peso -que alcanzó un pico de 68% anual en agosto- sobre los productos importados, las que calificó de temporales.
"El Banco Central probablemente debería haber subido más temprano (...), cuando se tuvieron señales de que la inflación se aceleraría. Por no actuar pronto las expectativas de inflación se movieron y tuvo que reaccionar con más fuerza", dijo Lars Peter Nielsen, gerente senior de carteras de Global Evolution en Dinamarca, que posee activos colombianos.
En un reciente sondeo de la firma Cifras y Conceptos entre 2.362 líderes de opinión, la confianza sobre el Banco Central bajó a 77 puntos este año desde 82 del año pasado, aunque aún es la institución en la que más confían los colombianos.
"Creo que la credibilidad en el banco ha sido bastante robusta históricamente (...), reaccionó tarde, pero el aumento de 75 puntos base demuestra que se está poniendo a tono con su postura tradicional en la que ha tenido una confianza irrefutable", opinó Tovar de Acciones y Valores.
¿Más comunicación?
"Ya estoy a punto de hablar en las primeras comuniones", bromeó en julio la codirectora Ana Fernanda Maiguashca en un foro al referirse a la serie de invitaciones que recibe.
Para algunos inversores eso podría ser parte del problema: muchos directores hablan en distintos foros dando su opinión personal, pero eso puede terminar confundiendo al mercado.
"Ahora cada codirector está muy vocal en la prensa diciendo lo que piensa y eso desordena un poco la percepción que tiene la gente de para dónde va el banco", dijo Marc Hofstetter, profesor de economía de la Universidad de Los Andes.
"La primera cosa en la que sí creo que tiene que trabajar el banco es en las señales que está mandando", acotó.
Aunque el Banco insiste en que las presiones inflacionarias son temporales, en un informe publicado el martes pasado admitió que la intensidad de los choques no fue anticipada.
Por eso la mayoría de los analistas espera ahora un nuevo aumento en la tasa de medio punto porcentual el viernes, según un sondeo de Reuters. Incluso algunos estiman que el emisor subiría el tipo hasta un 6,25 por ciento el próximo año, avivando las preocupaciones sobre el ritmo de la economía.
"La necesidad de anclar las expectativas (inflacionarias) motivará al Emisor a ejercer una política monetaria más activa, a costa de una desaceleración económica mayor en 2016 y 2017", sentenció el financiero Grupo Bancolombia en una reporte.