Caos y desolación
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El problema con el deporte y en este caso el fútbol sí es un buen ejemplo, es que los corruptos no solo triunfan sino que mientras más corruptos, más poder amasan. Los señores Grondona y Blatter, los brasileros y en general todos los grandes dirigentes utilizaban (y utilizan) este esquema para enriquecerse y lograr cada vez mayor poder en el fútbol.
Día a día llegan noticias sobre corrupción, amaño en elecciones y toda clase de negociados, lo más doloroso, al menos personalmente, es que grandes jugadores que pensábamos eran incorruptibles utilizaron el mismo esquema, Franz Beckenbauer y Michel Platini, adoptaron las mismas prácticas de quienes están presos o en camino de la cárcel para enriquecerse y lograr cada vez más, más poder. Estos talentosos y elegantísimos jugadores, al final del día resultaron tanto o más corruptos que los tradicionales dirigentes y lograron gracias a su posición de dirigentes y estrellas del fútbol, tal vez de forma más rápida llegar donde por vías normales hubieran tardado mucho más.
El esquema jurídico del fútbol es campo fértil para los corruptos. Cualquier intento de fiscalizar una federación nacional por parte de las autoridades se ve frenado por la amenaza de retirar a dicho país de los campeonatos, amenaza elevada por el presidente de Fifa que, reitero, es la cabeza mayor de todo el entramado corrupto, así cubre a su cómplice y se gana un favor más de éste es decir más poder.
Por otra parte, los esquemas internos de fiscalización son mínimos y manejados generalmente por el mismo presidente, corrupto, que da órdenes para sancionar o no a determinada persona. Las comisiones independientes, no lo son y los fallos son administrados en función del poder que se obtendrá y los favores que posteriormente deberá devolver el implicado.
El fútbol ni se va a acabar ni mucho menos va a cambiar, el dinero sigue llegando a raudales y todo parece indicar que quienes están reemplazando a los dirigentes caídos intentarán adoptar el mismo esquema perverso; espero estar equivocado.
Ante tanta noticia e información de corrupción, finalmente, las autoridades nacionales entraron a mirar el fútbol y parece historia pasada el blindaje que el señor Blatter les daba a las federaciones. En Chile, Paraguay y parece que en Colombia los gobiernos decidieron investigar a estas instituciones y a sus dirigentes.
En la última semana el presidente de la Federación Colombiana de Fútbol renunció de manera intempestiva, aduciendo problemas personales y se encuentra en paradero desconocido. Sin renunciar todavía su homólogo chileno también se encuentra perdido. Parece que caerán uno o dos más y al final la Confederación Sudamericana de Fútbol quedará totalmente acéfala, manejada por el hijo de otro dirigente acusado de corrupción que ni siquiera es nacido en Suramérica.