El regreso del terrorismo obliga a la unión de todos los colombianos
Asociaciones gremiales solicitaron redoblar pie de fuerza para garantizar la seguridad de la capital
18 de enero de 2019Contenido
A las 9:30 a.m. una camioneta de placas LAF 565, cargada con 80 kilos de pentolita ingresó a la fuerza en la Escuela de Cadetes General Santander. El conductor se enfrentó con el primer guarda, lo arrolló y le quitó la vida. En medio de la persecución, la camioneta se estrelló contra uno de los muros de la escuela y explotó. La onda expansiva cobró la vida de 21 uniformados y dejó un saldo de 65 personas heridas.
Tan pronto se conoció la noticia, el alcalde Enrique Peñalosa interrumpió una rueda de prensa y se movilizó al lugar de los hechos. La conmoción nacional rápidamente reunió voces de solidaridad y auxilio, con las que fueron cobijados los miembros de la fuerza pública. Este es el décimo atentado que se comete en la capital colombiana en los últimos 12 años; pero este se convirtió en una alarma de guerra que revivió la paranoia por el terrorismo de los años noventa.
La Cúpula Militar y el Ministerio de Defensa cancelaron un consejo de seguridad en Quibdó y desplegaron un operativo de urgencia para atender la crisis. De un momento para el otro, el país entero se paralizó.
En menos de dos horas, los altos funcionarios llegaron a Bogotá y organizaron un comité de seguridad para discutir las líneas de investigación de los hechos. En el reporte inicial de la Fiscalía General, se identificó a José Aldemar Rojas Rodríguez como autor material del ataque terrorista.
Según las investigaciones preliminares, el último trámite que realizó Rojas Rodríguez se llevó a cabo en el departamento de Arauca, donde registró la revisión tecnomecánica que le realizó a la camioneta con la que cometió el atentado.
El presidente Iván Duque le pidió al país un minuto de silencio para recordar a los nueve uniformados que perdieron la vida en este acto, catalogado por muchos como ruin y cobarde. “Ni un paso atrás, todos juntos debemos apoyar a la fuerza pública, para castigar a los autores de esta barbarie”, clamó el mandatario en su mensaje de apoyo.
Incertidumbre en los gremios
Varios gremios se unieron al clamor de solidaridad que expresó el presidente Duque. Después de que se disipó la humareda del atentado, muchas asociaciones económicas solicitaron redoblar esfuerzos en seguridad para evitar que esta clase de actuaciones siembren un ambiente de incertidumbre en el contexto nacional.
Rosmery Quintero, presidenta de Acopi, dijo “como Gremio de las Mipymes rodeamos al Gobierno frente a esta situación, ojalá se aclare pronto el origen y se tomen las medidas necesarias“. El gremio se unió a los mensajes de solidaridad y aseguró que esta clase de hechos “nos hace recordar un pasado que queremos superar”. Quintero le solicitó a las autoridades que tomen “las medidas necesarias de carácter urgente”.
Confecámaras rechazó el atentado y se unió a los llamados por la solidaridad nacional. El gremio le dio un espaldarazo al presidente Iván Duque y le solicitó que continúe con “la política que lidera en la lucha contra el terrorismo”.
Mónica de Greiff, presidenta de la Cámara de Comercio de Bogotá, hizo un llamado al sector para que apoyar a “las víctimas de este acto de terror” . La directora afirmó que es esencial proteger “los logros en materia de seguridad (...) no permitamos repetir la historia de violencia ”.
El fantasma de la inseguridad
En la última década el combate contra las estructuras criminales se ha tomado las calles de la capital. Bombas panfletarias, carros bomba y atentados de diversa índole por parte de las Farc, el ELN u otras estructuras criminales, han contagiado un ambiente de zozobra e inseguridad que no se ha escapado de la retina de los capitalinos.
Bogotá es una de las ciudades del país que cuenta con el menor número de policías por cada 10.000 habitantes; el déficit de policías llega a 12.000 agentes faltantes.
El caos que producen estos actos terroristas en la capital del país volvió a posarse sobre Colombia y en el ambiente solo reposa una pregunta: ¿cuándo despertaremos de la pesadilla?