Iván Duque pide ayuda internacional para capturar a los miembros del ELN

Colprensa

Ante el cuerpo diplomático acreditado en Colombia, el presidente Iván Duque anunció que no buscará ningún tipo de cese al fuego bilateral con el ELN.

José David Castilla

Duque le hizo un llamado a la comunidad internacional para que sean entregados todos los miembros de la organización con circulares rojas y órdenes de captura y que esto represente un gesto amistoso con Colombia y "se haga justicia".

Este llamado lo hizo frente a su grupo de diplomáticos, a quienes tuvo por primera vez todos reunidos en un mismo salón.

El Mandatario fue enfático y tajante al explicar cuál es el principal objetivo con este tema: "Yo no puedo ser hipócrita con la comunidad internacional aquí representada. Yo tengo que ser franco. Cuando llegamos a la Presidencia con la mejor voluntad, hicimos una revisión de lo que fueron 17 meses de conversación de esa organización con el gobierno anterior y lo único que encontramos fue crimen y desolación, representados en más de 111 asesinatos, en más de 400 actos de terrorismo y en otro tanto de acciones de secuestro. Fue por eso que le dejé claro a esa organización que nuestro Gobierno no avanzaría en ningún tipo de conversación si no se cumplían dos fundamentos: la liberación de todos los secuestrados y el fin de todos los actos criminales", indicó.

Y agregó: "No son solicitudes por terquedad, ni mucho menos una bravuconada. Es la defensa de la legalidad y es decir con claridad al mundo entero que la violencia no es el camino para acceder a ningún tipo de tratamiento por parte del Estado".

El Presidente recalcó que su único deber constitucional es el de defender la vida de los colombianos, el cual está, bajo su concepto, por encima del derecho de garantizar la paz.

“Yo también fui muy claro. Nuestro Gobierno no procederá jamás, y respeto a los que han obrado de otra manera, pero nuestro Gobierno no obrará jamás buscando ceses al fuego bilaterales, porque yo no voy a homologar a los que defienden la Constitución por un mandato legítimo, con los que la quieren fracturar y pisotear”, indicó el mandatario en su discurso.

Duque aprovechó la presencia de los diplomáticos para pedir esfuerzo y compromiso. "Hoy les pido a todos los países aquí representados, que tengan algún tipo de información y de acción, que cumplan con el deber de entregarle esos sujetos que han participado en la elaboración de un plan macabro que duró más de 10 meses en elaboración, para que se haga Justicia en nuestro país. Nuestra cooperación también es en doble vía con el terrorismo y hemos acompañado a los esfuerzos de muchos de ustedes para desmantelar esas organizaciones", señaló.

El mandatario citó el artículo segundo de la Constitución Política que asegura que "las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias, y demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares".

El mandatario sigue cerrando la posibilidad de un diálogo con la guerrilla del ELN y anunció que continuará endureciendo su política de seguridad.

Así mismo, destacó el reconocimiento de la Organización de Naciones Unidas al "talante de nuestro Gobierno" a pesar de que aún hay retos por superar, tareas que indicó "no hemos eludido y que, por el contrario, hemos invitado a la propia comunidad internacional a contribuir y a observar con nosotros".

A continuación el discurso completo que dio el presidente Duque:

"Esta es la primera ocasión en la cual me dirijo como Presidente de los colombianos a todo el cuerpo diplomático.

Lo hago expresando en primera medida mi gratitud por el respaldo, por la confianza, por el abierto diálogo y por la cooperación que existen entre nuestro país y sus naciones.

En esta ocasión, cuando tengo esta oportunidad única, excepcional, de hacer este ejercicio por primera vez, quiero hacer reflexiones sobre el papel de Colombia en el escenario diplomático internacional.

Hacer referencia sobre las aspiraciones que tenemos como país y la urgente necesidad de hacer cada vez una política exterior que cumpla con esa prerrogativa que ha quedado siempre marcada en mi mente, que la expresaba un célebre investigador japonés, Kenichi Ohmae, que decía que en el siglo 21 se debe pensar globalmente y actuar localmente.

Esa visión permite entender que en las dinámicas del siglo 21, nada que afecte y que esté en el debate de la política internacional puede dejar de ser relevante para quien ejerce la presidencia de una nación.

Y es nuestra responsabilidad interpretar esas corrientes y esos hechos, y ser capaces de aplicarlo, de transmitirlo y de llevarlo al más eficaz de los escenarios locales.

Por eso quiero hacer también una referencia de gratitud, apreciado Nuncio, a sus palabras.

Porque ha hecho usted un recorrido por temas, que me permiten también decir que existen hechos locales en nuestro país que tendrán alcance global en las acciones que emprendan los países aquí representados, los Estados aquí representados.

Y quiero hacer unas referencias.

En primer lugar, Colombia es un país que se ha caracterizado siempre por ser un país de instituciones sólidas.

No solamente tenemos una de las democracias más antiguas de América Latina, sino también una de las democracias más estables, como se puede evidenciar en que en los últimos 100 años y quizás un poco más, solamente hemos tenido una interrupción del orden institucional, que duró muy poco, por la misma presión de una convicción democrática para tener en nuestro país una espectacular condición de defensa innegable de la separación de poderes y el fortalecimiento de nuestra democracia.

Y es en ese sentido que Colombia como país ha tenido muchísimas amenazas a esa estabilidad. Y las ha sabido sortear dentro de un concepto de legalidad.

Y hemos tenido en los últimos años, en las últimas décadas, transformaciones profundas a partir de un nuevo ordenamiento constitucional en 1991, que reconoce en el artículo 22 que la paz es un deber y un derecho de obligatorio cumplimiento.

No obstante, esa misma carta política, en su artículo segundo, dice con claridad que es una responsabilidad del Estado la protección de la vida, la honra, los bienes, las libertades y los derechos de todos los ciudadanos.

Esas dos anotaciones de nuestra carta política se deben entender como un solo cuerpo.

Y por eso este Gobierno, desde el 7 de agosto del año pasado, ha dicho con claridad que nosotros vamos a contribuir a que las personas que genuinamente están haciendo una transición hacia una reincorporación para dejar el camino de la violencia, queremos que esas personas puedan hacer esa transición exitosamente.

Y no hemos tenido ningún tipo de duda en seguir adelante, con facilitar los procesos y proyectos productivos que les permitan a esas personas hacer esa transición.

Pero hemos sido claros –y no dejaremos de serlo– que mientras hayan personas que pretenden continuar el camino de la ilegalidad y del delito, lo que recibirán será una respuesta contundente de todas las instituciones, en armonía, para, con su capacidad disuasiva, ofensiva y sancionatoria, defender el Estado colombiano.

Ese mensaje ha sido transmitido a la comunidad internacional y ha sido transmitido a los organismos internacionales.

Y celebro que la Organización de Naciones Unidas, con sus respectivas misiones de observación, reconozcan ese talante de nuestro Gobierno, a sabiendas de que existen retos que no hemos eludido y que, por el contrario, hemos invitado a la propia comunidad internacional a contribuir y a observar con nosotros sobre cuáles son las mejores decisiones a adoptar en temas tan sensibles y bochornosos, como ha sido los asesinatos crueles de líderes sociales, donde, con el trabajo de la Fiscalía General de la Nación, se ha establecido que la gran mayoría de los autores intelectuales y materiales de esos crímenes son los propios grupos armados ilegales que se siguen nutriendo de actividades como el narcotráfico.

Y por eso nuestro Gobierno no va dejar de cumplir su deber constitucional de desmantelar esas estructuras y de buscar las mejores acciones para la protección colectiva e individual. Y hemos lanzado el programa de Acción Oportuna para enfrentar justamente esas amenazas.

Debo decir también que es deber de nuestro Gobierno mantener la cooperación judicial con los países aquí representados.

Y cuando se vea que existen personas, que siguen en el camino del delito y que trataron de mimetizarse en los procesos de desmovilización, desarme y reinserción, teniendo siempre la tentación y el accionar criminal, y por esa vía comentan delitos que son censurables en cualquiera de los países aquí representados, estaremos también honrando la palabra, como lo ha hecho siempre Estado colombiano, para que la cooperación se ejerza, de bona fide y se ejerza para buscar las sanciones que se merezcan sin menoscabo, también, de cumplir las obligaciones con la justicia colombiana, una vez se hayan cumplido también las sentencias en los países que requieran a esas personas.

Hago estas observaciones, apreciados embajadores y representantes, porque eso define el talante de lo que es Colombia en materia de cooperación judicial y los anhelos de construir una paz estable en nuestro país.

No se construye una paz estable si se es tolerante con la criminalidad. No se construye una paz estable si la labor de seguridad y justicia no va acompañada en la otra mano de la acción integral social del Estado. Y esa ha sido la línea de trabajo de nuestro Gobierno.

Pero debo también hacer referencia a algunos hechos recientes que enlutan a nuestro país.

El terrorismo es la peor forma de corrupción que existe en la sociedad. Porque es la mayor degradación del ser humano, es la total anulación de la consideración por la vida del otro.

Y con el terrorismo no se pueden tener dobleces. Al terrorismo hay que condenarlo.

Y agradezco las voces de todos ustedes de condena.

Al terrorismo hay que doblegarlo con la solidez de toda una sociedad.

Por eso Colombia responde con el mismo ímpetu que lo hizo en el año 2001, cuando se dictó la Resolución 1373 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, para perseguir a quienes cometan esos delitos, para cooperar con los países y llevarlos a la Justicia.

Y reclamamos de la comunidad internacional –respetuosamente– también la colaboración para aplicar los mismos fundamentos cuando se presentan actos, como ese acto cobarde, donde jóvenes indefensos desarmados estudiantes que optaron por el camino de la legalidad como policías de Colombia fueron vilmente asesinados por los miembros del Eln, un grupo terrorista que merece toda la censura posible.

Y veo aquí muchos embajadores de países miembros de la Unión Europea, que ha mantenido y sigue manteniendo a ese grupo en la condición de organización terrorista.

Y países también, como los Estados Unidos y el Reino Unido, que han sabido también incluir a esa organización en esa categoría.

Hoy, respetuosamente, le hacemos un llamado a la comunidad internacional para que todos los miembros de esa organización que tienen ‘circulares rojas’, y que tienen además órdenes de captura, cuenten con el apoyo de todos los países aquí representados, en un gesto amistoso con Colombia, para que se haga Justicia.

Yo entiendo que se pueden haber presentado en el pasado condiciones que abrieron algo de interés y de colaboración para que los miembros de esa organización hicieran un proceso de desmovilización, desarme y reinserción.

Pero yo no puedo ser hipócrita con la comunidad internacional aquí representada.

Yo tengo que ser franco. Cuando llegamos a la Presidencia con la mejor voluntad, hicimos una revisión de lo que fueron 17 meses de conversación de esa organización con el gobierno anterior y lo único que encontramos fue crimen y desolación, representados en más de 111 asesinatos, en más de 400 actos de terrorismo y en otro tanto de acciones de secuestro.

Fue por eso que le dejé claro a esa organización que nuestro Gobierno no avanzaría en ningún tipo de conversación si no se cumplían dos fundamentos: la liberación de todos los secuestrados y el fin de todos los actos criminales.

No son solicitudes por terquedad, ni mucho menos una bravuconada.

Es la defensa de la legalidad y es decir con claridad al mundo entero que la violencia no es el camino para acceder a ningún tipo de tratamiento por parte del Estado.

Más bien todo lo contrario. Nuestras exigencias son para que se concrete la única forma fehaciente de expresar voluntad de paz.

Y también fui muy claro. Nuestros Gobierno no procederán jamás –y respeto a los que han obrado de otra manera–, pero nuestro Gobierno no obrará jamás buscando cese al fuego bilaterales, porque yo no voy a homologar a los que defienden la Constitución por un mandato legítimo, con los que la quieren fracturar y pisotear.

Y defenderé siempre la idea que está en el artículo segundo, donde el Estado no puede rehusarse jamás a proteger la vida, honra y bienes de todos los colombianos.

En virtud de esa decisión legítima e institucional, apreciados Embajadores, es que nosotros hemos hecho esas dos solicitudes y las seguimos dejando claras, porque nosotros no vamos a aceptar el terrorismo, el secuestro, el asesinato como una forma de ganar posiciones de negociación, porque estaríamos legitimando los crímenes en sí mismos.

Toda la voluntad en el marco de la legalidad.

Y hoy les pido a todos los países aquí representados, que tengan algún tipo de información y de acción, que cumplan con el deber de entregarle esos sujetos que han participado en la elaboración de un plan macabro que duró más de 10 meses en elaboración, para que se haga Justicia en nuestro país.

Nuestra cooperación también es en doble vía con el terrorismo y hemos acompañado a los esfuerzos de muchos de ustedes para desmantelar esas organizaciones.

Cooperamos con la Policía, con el Ejército, con el cuerpo diplomático y con la Inteligencia para que ustedes también enfrente en esos fenómenos cuando se han presentado en sus países.

Y no pedimos nada más que la firme reciprocidad.

Quiero además decirles que esa agenda de seguridad y de legalidad también viene fortalecida, apreciado Nuncio (Monseñor Luis Mariano Montemayor), con una visión clara y es la derrota del narcotráfico.

Nosotros no hemos enfrentado el narcotráfico por presiones de nadie. Es porque es nuestro deber moral. Y nosotros lo que hemos buscado es la cooperación con los países que también han asumido esa causa como un deber moral, para no ver a la juventud golpeada y no ver ese brazo oscuro del narcotráfico corrompiendo las instituciones.

Lo dije en la asamblea Naciones Unidas y hoy lo ratifico ante el cuerpo diplomático: la lucha contra el narcotráfico es una labor de corresponsabilidad.

Haremos todo lo que esté en nuestras manos para enfrentar ese flagelo y la cooperación de doble vía es fundamental, porque esto incumbe también a muchas de las sociedades aquí representadas.

Hemos planteados una acción integral. Una acción integral que empieza por cosas tan elementales como promover la erradicación, la sustitución, el desarrollo alternativo, el pago por servicios ambientales, entre otros.

Pero también el trabajo en el terreno y el desmantelar todas esas estructuras nefastas de criminalidad, enfrentando con la lucha contra el lavado de activos ese poder corruptor.

Y lo estamos haciendo también con operaciones de atención integral en poblaciones que se han visto golpeadas por esos grupos.

Esas amenazas están allí y el Estado colombiano siempre va a prevalecer, porque está motivado por su fortalecimiento institucional.

Pero la agenda de Colombia no termina ahí. La agenda de Colombia es mucho más abierta y mucho más exitosa que cualquier calamidad y amenaza que provenga de la criminalidad.

Y por eso nuestro país de ha mostrado al mundo que es resiliente, que su economía crece y que tiene una agenda variada, holística, en las relaciones internacionales.

Creo en el multilateralismo. He sido un defensor del multilateralismo. Mi propia carrera profesional ha pasado por el multilateralismo, como lo hice en el Banco Interamericano de Desarrollo y en la Organización de Naciones Unidas.

Y como tal, Colombia se complace de haber entrado a la Organización para la Cooperación y Desarrollo (OCDE). Se complace en ser el primer miembro de Latinoamérica en estar presente en la Organización del Tratado Atlántico Norte. Se complace también de participar activamente en el desmonte de una organización como Unasur, que se convirtió en el consueta, en el estafeta de la dictadura de Venezuela.

Pero está participando en la creación de un nuevo proceso de la mano con otros gobernantes de Sudamérica, para que le demos un reverdecer al multilateralismo subregional.

Hoy tenemos la Secretaría General de la Comunidad Andina. Hoy estamos participando también en el Banco Interamericano de Desarrollo, en el Banco Mundial, en el Fondo Monetario Internacional y seguiremos avanzando en todos los canales multilaterales.

Hemos sido respetuosos y entusiastas defensores del papel de la Corte Penal Internacional. Y lo hemos sido también participando en denuncias de la dictadura venezolana, con otros países aquí presentes. Otro mensaje claro de defensa del multilateralismo.

Colombia cree en esas herramientas, Colombia cree decididamente en muchas agendas que están en el ambiente multilateral y que se han visto representadas en la cooperación directa con sus países.

Estamos vinculando nuestro plan de desarrollo a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, pensando en el corto, en el mediano y en el largo plazo. Y hemos asumido una tarea innegable y decidida por la protección de los ecosistemas, la adopción y la mitigación de medidas para enfrentar el cambio climático.

Se lo expresé al Secretario (de la ONU, Antonio) Guterres la semana pasada, cuenten con Colombia, que es el país que tiene la mayor biodiversidad por kilómetro cuadrado después de Brasil.

50 por ciento de nuestro territorio son selvas tropicales húmedas.

Tenemos el 47 por ciento de los páramos de todo el planeta. Y estamos convencidos que tenemos que actuar, con el apoyo de ustedes, para ponerles fin a esas prácticas deforestadoras que han arruinado cerca de 200 mil hectáreas por año en los últimos años.

Estamos también comprometidos con la defensa de los océanos. Y por primera vez un plan de desarrollo de Colombia incluye un capítulo sobre la protección de los océanos.

Estamos comprometidos, Nuncio, en la defensa de ‘la casa común’, de todo el planeta.

Y permítame yo –aquí, ante sus compañeros, y usted que es ahora el decano–, le hago una amable y cariñosa intriga. Quiero que me busque un espacio, como Presidente afectuosa y honradamente católico, para poder dirigirme al Sínodo de este año, que será una reflexión sobre la Amazonía.

Y desde una perspectiva humilde y breve, poder compartir qué debemos hacer todos por la protección de la Amazonía, para que usted por favor transmita ese mensaje al más alto nivel posible.

Y quiero también decirles a ustedes que, en nuestra visión del multilateralismo, el señor Canciller de la República ha planteado un debate que está resaltado en el mensaje que ha leído el Nuncio: la lucha contra la corrupción.

Hoy más que nunca debemos ser implacables con los que pecan por la paga y los que pagan por pecado.

Y por eso Colombia quiere liderar en el marco internacional la discusión sobre la creación de una Corte Internacional Anticorrupción, que permita coordinar todos los esfuerzos necesarios para que las responsabilidades del crimen trasnacional corporativo se traduzcan en sanciones efectivas.

Y también que podamos tener la mayor coordinación, en términos de sanciones, entre todos los países.

Yo podría hablar de muchos aspectos bilaterales, pero obviamente esta no es la ocasión ni la oportunidad.

Simplemente quiero decir de una manera general que Colombia tiene una gran cooperación bilateral con muchos de ustedes. Y muchos vínculos.

¿Cuáles son los retos que queremos asumir?

Tener más comercio, tener más acceso a los mercados que ustedes representan. Diversificar nuestra canasta exportadora. Somos un país en donde nuestras exportaciones no llegan al 20 por ciento del PIB y queremos hacerlo.

Creemos en iniciativas tan valiosas como la Alianza del Pacífico. Y queremos propiciar la conversación entre la Alianza del Pacífico con Mercosur.

Queremos que los tratados bilaterales para el desmonte de la doble tributación sean cada vez más generalizados y sigan alimentando el sentido de inversión en Colombia. Propiciar más encuentros de estabilidad jurídica, y donde existan diferencias y disputas, que son naturales en el mundo del multilateralismo, las podemos sortear con una conversación franca y apegada a las instancias que también hemos acudido para el que se zanjen esas diferencias.

Señores Embajadores, Colombia es un país que se abierto siempre ante el mundo. Es un país con bríos y con ímpetu. Es un país que quiere convertirse en un país de ingreso alto en las próximas dos décadas.

Y nuestro crecimiento y nuestra transformación van a depender de la forma en la que sigamos construyendo nuestra relación.

Tenemos un Canciller de inigualables condiciones. Un caballero, un hombre formado en la diplomacia. Con un gran conocimiento del multilateralismo y también de las relaciones bilaterales.

Y él está liderando esfuerzos muy importantes, que también espero que ustedes los valoren en la forma en la que se constituye el servicio exterior.

Por primera vez en la historia de nuestro país hemos llegado a que el 30 por ciento de nuestros embajadores sean de carrera. Y terminaré mi Gobierno en el año 2022 con el 50 por ciento o más, porque quiero enaltecer y ennoblecer la carrera diplomática.

He procurado buscar siempre personas de las mejores condiciones para estar ante sus gobiernos. Y casi siempre les podré decir que son personas que responden a exigencias claras de parte nuestra y a métricas de resultado.

Pero la más importante de todas las métricas es la construcción de confianza.

Para mí los embajadores tienen un gran valor. Y espero tener cada vez más diálogos con ustedes.

Que esta reunión la podemos hacer con más frecuencia y quizás convertirla en un diálogo abierto.

Lo seguiremos haciendo también en los foros de grupos regionales y subregionales.

Tienen aquí un Gobierno amigo; tienen aquí un país que piensa globalmente, actúa localmente y que piensa localmente y eleva globalmente muchas de sus discusiones.

Quiero agradecer el apoyo de muchos ustedes en proyectos tan importantes como el desminado humanitario, en el impulso de los proyectos productivos en las regiones que fueron golpeadas por la violencia, en el apoyo a algunas de estas personas que genuinamente quieran hacer un proceso de reincorporación.

Agradezco la cooperación científica y cultural, la cooperación académica, la cooperación en materia de seguridad.

Esta es la primera ocasión en la que me dirijo a ustedes y lo hago con la reverencia que me merece a mí ver a Colombia ubicada cada vez más en un pedestal de respeto a nivel internacional.

Gracias, apreciado Nuncio, por sus palabras, por su decanatura.

Tuve la ocasión de saludar a su Santidad el Papa Francisco este fin de semana en el Encuentro Mundial de la Juventud, encuentro por el cual tengo gran admiración, no solamente como joven católico –perdón por lo de joven, embajadores–, pero, sobre todo, porque es una oportunidad para invitar a la juventud de reflexiones de fondo sobre la sociedad que queremos construir.

Tuve el inmenso honor de saludarlo y de entregarle a Su Santidad el listado de los jóvenes muchachos que fallecieron producto de ese atentado terrorista en nuestra Escuela General Santander.

Su Santidad, en un gesto que agradeceremos siempre, en el Ángelus, hizo mención de cada uno de ellos.

Sus familias en medio del dolor recibieron ese mensaje de fraternidad y de atención.

Hoy, aprovechando su presencia, y que usted es el decano, quiero agradecerles a todos ustedes las oraciones por nuestro país.

Que Dios bendiga a Colombia.

Muchísimas gracias, señores embajadores".


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