“Las facultades deben supervisar la calidad de abogados que gradúan”
A Colombia es donde más han llegado bufetes internacionales, según Samper
15 de noviembre de 2017Contenido
En el marco de las conferencias sobre la ética en el derecho, organizadas por la Cámara de Servicios Legales (CSL) de la Andi, AL conversó con la presidenta del consejo directivo de la CSL, Paula Samper. Para la jurista, quién además se desempeña como Directora de la práctica de Inmobiliario y Pro Bono de Gómez-Pinzón, el derecho, aunque está en crecimiento, debe revisar sus estándares éticos, y las universidades también deberían hacerlo en sus estudiantes. Además, la experta dijo que Colombia es el país de la región al que más han llegado bufetes internacionales.
¿Qué tan permeado por la corrupción está el derecho?
Una obligación de los abogados es luchar contra la percepción de que los juristas somos corruptos por definición. Por supuesto hay personas permeadas por estos hechos, ni más ni menos magistrados de altas cortes. La hiperproducción de normas y abogados, además, no está haciendo al país más cumplidor de la ley.
¿Qué hace falta entonces para alcanzar una mejor cultura de la legalidad?
Educación. Los filósofos que invitamos a las conferencias sobre los desafíos de la ética fueron claros en que las personas aprendemos a moldear ciertos comportamientos de nuestros hogares por el ejemplo y la repetición. No es que las universidades le estén enseñando a los abogados en formación a ser corruptos; el problema es que llegan a las universidades con una formación en valores débil, donde no han tenido esa repetición de conductas correctas, de cumplir las normas legales, sociales y morales. No hay que pretender que las virtudes de un ser humano se reemplacen por normas, eso no ha logrado que la gente se comporte mejor.
¿A qué se debe entonces el abundante número de abogados que hay en el país?
La cantidad de abogados está relacionada con la cantidad de normas. Casi todo lo que hacemos en la vida diaria requiere un abogado, y por eso mismo se producen hartos juristas. Pero como en Colombia hay tantas normas, a veces se permite hacer cosas que son en apariencia legales, pero en el fondo no lo son. No es suficiente con que una persona diga “esto es legal”; lo que debe preguntarse es “si está bien hecho y si es ético hacerlo”. Sí creo, sin embargo, que la cuestión también recae en las universidades: las facultades deben revisar su calidad, y supervisar más la calidad de los abogados que se gradúan.
¿Cómo han crecido las firmas legales en el país?
El crecimiento ha sido increíble. En los últimos 30 años ha habido muchísimos más movimientos de bufetes, como fusiones o adquisiciones, así como nuevas firmas, que lo que hubo en los 70 años previos. Tanto así que en 2016, el sector registró ingresos operativos por $1,3 billones. Además, Colombia es el país latinoamericano donde más ha llegado el mayor número de firmas internacionales.
¿Cuáles son las prácticas, desde su experiencia, que son más solicitadas?
Depende en general de la coyuntura del país, pero en primer lugar hay una gran práctica corporativa y de fusiones. En segundo lugar, el área de litigios, cada vez más relevante por los arbitramentos y la resolución de conflictos; y por supuesto las prácticas tributarias así como los servicios laborales.