Judicial

Por deforestación y daño ambiental, Fiscalía General imputará cargos a 12 menonitas

Colprensa

Tendrán que responder penalmente por la afectación causada a varías hectáreas de bosque y otros recursos naturales en el Meta

25 de julio de 2024

Carlos Jaramillo Palacio

Canal de noticias de Asuntos Legales

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En la tarde de este jueves se confirmó que la Fiscalía imputó cargos a 12 integrantes de la comunidad menonita por deforestación y daño ambiental. Ellos tendrán que responder penalmente por la afectación causada a varías hectáreas de bosque y otros recursos naturales en zona rural del municipio de Puerto Gaitán, departamento del Meta.

Ante el Juzgado 001 Promiscuo Municipal de Puerto Gaitán serán presentados para imputarles los delitos de ilícito aprovechamiento de los recursos naturales renovables, daño en los recursos naturales e invasión de área de especial importancia ecológica. Sin embargo, y debido a que no se cumple con las exigencias constitucionales, no se solicitará medida de aseguramiento.

Los implicados y citados a la diligencia judicial, que se realizará, el 26 de agosto son: Jacob Loewen Klassen, Johan Wall Froesse, Franz Bergen Peters, Abram Loeven Banman, Abraham Wall Kroeker, Abraham Wall Froesse, Abraham Enns Friesen, Jacobo Janzen Reimer, David Knelsen Guenter, Johan Loewen Neufeld, Bernhard Loewen Wiebe y Jacob Redekod Fehr.

En noviembre pasado, un equipo de LR, liderado por Juan Diego Murcia, viajó a sus territorios y le hizo un extenso reportaje a esa comunidad. Acá, algunos de los apartes más importantes de ese especial.

En 2016, en cercanías a La Cristalina, una vereda de Puerto Gaitán ubicada en el Meta, llegaron a Colombia miembros de la comunidad menonita asentada en México, en búsqueda de mejores oportunidades y de un lugar con las condiciones óptimas para desarrollar sus sistemas agrícolas.

Ese año llegaron tres familias y en 2017 migraron otras 18, según contó a LR Nicolas Wall, uno de los dos líderes de la colonia. Actualmente ya hay entre 160 y 170 familias, las cuales habitan entre las fincas Liviney, Australia y San Jorge.

La mayoría de las familias asentadas en la altillanura provienen de México, país donde existen al menos 40.000 hogares de menonitas, pero hay un pequeño porcentaje de algunos que vienen de Canadá.

Como sus raíces son alemanas, hablan un dialecto germano y tienen como lengua el alemán europeo. Dependiendo de donde se encuentran ubicados, su tercera lengua es la del país donde nacen, por lo que las personas que viven en Liviney también hablan español.

Tradicionalmente es una comunidad que tiene vocación agrícola, por lo que conocen desde muy temprana edad cómo trabajar la tierra. Gracias a eso, desarrollaron una de las producciones de cereales más importantes en la región, superando a grandes compañías agropecuarias como La Fazenda.

Hay que aclarar que no todas las tierras que están ubicadas en el área en el territorio que habitan son de ellos, de hecho, tienen vecinos colombianos dedicados a la ganadería y existen algunos lotes de predios que son arrendados a habitantes de la región.

A diferencia de lo que se piensa, estos menonitas están abiertos a recibir personas que no son de la comunidad y tienen un hotel dentro de sus instalaciones. Incluso, algunos tienen proyectos de construcción de restaurantes para los visitantes del lugar.

Gráfico LR

“Este lugar va a ser un éxito: acá llegan 10.000 tractomulas anualmente que transportan concentrados, nuestra producción, entre otras cargas”, dijo Abram Loewen, habitante de Liviney, finca donde producen todo lo que siembran y recogen.

Algunos tienen empresas para elaborar canales, tejados y maquinaria básica para el agro, como pulidoras, lastras, entre otras. “Nosotros solos no vamos a avanzar, necesitamos la experiencia y el trabajo de los colombianos, por eso acá hay muchos trabajadores locales en Liviney. Generamos empleo”, explicó el líder Wall a Murcia y el equipo periodístico de LR.

Las fincas Liviney, Australia y San Jorge producen casi la mitad de la soya del país

Y es que la producción de maíz, soya y sorgo es el sustento de miles de familias en el país; de hecho, cifras de Agro Bayer Colombia estiman que el país produce aproximadamente 1,6 millones de toneladas de maíz, de las cuales casi 50% son cosechadas por pequeños productores y que al menos 200.000 familias dependen directamente de ese cultivo.

Precisamente, uno de los actores protagónicos dentro de la producción de estos cultivos es la comunidad menonita, que en menos de una década consolidó un aumento notorio de la participación de la altillanura dentro de la producción nacional del maíz, la soya y el sorgo.

Según cifras de Fenalce, la producción de fríjol soya en el primer semestre del año en la altillanura ocupa un total de 159.750 toneladas, de las cuales 77.250 (46,48%) corresponde a la comunidad menonita en sus fincas Liviney, Australia y San Jorge. El restante corresponde a La Fazenda (57.750) y productores nacionales/extranjeros (33,750).

Ahora, el área de siembra de fríjol soya en la altillanura con corte al primer semestre de 2023, según cifras de la iniciativa Soya Maíz, Proyecto País, tiene 71.000 hectáreas, de las cuales 46,48% correspondieron a las hectáreas sembradas por los menonitas (33.000), mientras que el porcentaje restante era de La Fazenda (23.000) y de productores nacionales y extranjeros (15.000).

Henry Vanegas, gerente de Fenalce, estima que ellos producen cerca de 200.000 tonelada de grano de maíz seco, lo que representa una quinta parte de la producción nacional, ya que, según el gremio e ingenieros regionales, de las 968.436 toneladas producidas en 2022, 264.459 (27,31%) se produjeron en la altillanura.

Estas son cifras que van en línea con las del Ministerio de Agricultura, las cuales muestran que los cereales son el grupo de cultivos con mayor área sembrada en el primer semestre de 2023, con 58% del área total.

Algo que llama la atención dentro de la comunidad y que confirmó su líder Nicolas Klass, es que ellos manejan 80% de transgénicos y 20% de semilla convencional, una relación que funciona como cultivo refugio, el cual “retrasa la aparición de resistencia a la proteína Bt (de Bacillus thuringiensis) en los insectos que son objetivo de la tecnología”, dijo María Andrea Uscátegui, directora ejecutiva de la Agro-Bio.

Estas cifras muestran que la comunidad menonita tiene un aporte clave en la producción nacional de granos y cereales, para satisfacer la demanda de maíz y soya, reducir la importación de estos commodities y tener abastecimiento suficiente para la agroindustria de concentrados y todos los eslabones de la cadena pecuaria.

Ciclo de producción que tiene la comunidad

El ciclo de producción de los cereales cultivados por los menonitas consiste en una serie de pasos; primero, preparan el terreno con labranza, luego realizan barbecheo para destruir terrones de mayor tamaño, seguido del rastreo donde desmenuzan los terrones.

De ahí realizan el surcado donde conducen el agua de riego y continúan con la siembra a hilera sencilla en suelo seco o húmedo. Finalmente, usan la fertilización química, los riegos, el manejo de plagas, el control de la maleza, entre otros manejos agronómicos para obtener mejor productividad.

Y en relación con la importancia de esta comunidad con el agro, Sebastián Chacón, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de San Buenaventura, escribió para Agronegocios que: "la importancia que dan al agro se refleja en su cosmovisión y estilo de vida, pues basan su relación con Dios trabajando en el campo".

"Los menonitas, también conocidos como los seguidores de Menno, un sacerdote católico de Países Bajos quien se apartó del clero en 1543 para unirse a un grupo de protestantes alemanes, son una comunidad religiosa que se asentó entre los siglos XVII y XIX principalmente en Europa occidental; sin embargo, debido a las múltiples persecuciones religiosas de las que fueron víctimas, algunos se dispersaron por Europa Oriental y otros migraron hacía Norteamérica", agrega.

Chacón, también asegura que una de sus características principales es su fuerte vínculo con la agricultura por ser su principal actividad económica. "De hecho, su conocimiento durante siglos trabajando en el campo para sobrevivir, les ha permitido tener altos niveles de productividad que se reflejan en los lugares donde se asientan actualmente sus colonias. Para resaltar, hoy cuentan con una presencia importante en Paraguay y Bolivia, a través de la producción de carne bovina; o en el norte de México, como un jugador importante de la industria de los lácteos".

Y finaliza, exponiendo que: "en 2016, llegaron a Puerto Gaitán, municipio del Meta, y ya hay alrededor de 150 familias, pero son un grupo diferente del que aterrizó a mediados del siglo XX. Una de sus principales ventajas para asentarse en Colombia y no en otras naciones de la región, es que en el país llueve mucho más, lo que les facilita la producción de cultivos sin la necesidad de bombear agua subterránea".