Legislación

¿Qué pasa cuando un concierto o un evento de magnitud sale mal o no se realiza?

Dependiendo de la situación el encargado o el responsable del lugar deberán hacer la devolución total o de una parte del dinero

29 de noviembre de 2022

Diego Alejandro Ospina Henao

Canal de noticias de Asuntos Legales

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Las personas pagan para ver a sus artistas preferidos, ya sea en un concierto individual o en evento como un festival de música. Sin embargo, en ocasiones, las cosas no salen como se esperaba y terminan cancelando por falta de ingresos o se presentan fallas como personas desmayándose en pleno acto, o la logística no estaba bien planeada y el audio se escuchaba mejor afuera del lugar que adentro. Pero, ¿qué pasa cuando ocurren estas trabas? ¿Quiénes son los responsables que deben responder por le dinero de los asistentes?

Para el consultor Carlos Fernando Guerrero Osorio existen dos “caminos” para poder hacer los reclamos del evento. El primero es ir ante la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), ya que esta entidad es la encargada de garantizar los derechos de los consumidores. La Superindustria está en la potestad de poder generar multas a los organizadores e incluso puede ordenar indemnizaciones. La segunda opción es por medio de la vía ordinaria, que consiste en acudir a los jueces civiles para que estos garanticen los derechos vulnerados.

Francisco Bernate abogado penalista y docente de la Universidad del Rosario, por su parte, explica que, cuando se organiza un evento, existe una persona que es la responsable frente a la administración distrital o municipal, la cual tiene que garantizar y asegurar la seguridad de los asistentes al festival o concierto y poner la cara a las personas que compraron la boleta. En este caso puede ser una empresa o un particular. Por esto, esa persona o grupo debe responder frente a todas las incomodidades o cualquier situación fuera de lo común que se haya presentado en el acontecimiento.

El penalista menciona que los organizadores contratan unas pólizas con el objetivo de garantizar que los asistentes inconformes del evento puedan recibir de nuevo su dinero invertido. Sin embargo, sí una persona gastó tiquete de avión, hotel y comida para poder asistir al evento musical, la póliza solo cubre el valor de la entrada del concierto o festival y lo demás es responsabilidad del asistente.

Por otro lado, Juan José Castro Muñoz, socio director de Castro Muñoz & Abogados, expone que los usuarios o asistentes tienen opciones legales para poder generar reclamos y quejas. Uno de ellos es el Estatuto del Consumidor, el cual es una “regulación civil comercial” que otorga la posibilidad de que las personas puedan hacer reclamos directos con los encargados de la organización para el correspondido reembolso del dinero. Castro recalca que, si esta medida no funciona, se pueden presentar varias quejas ante la SIC, como lo que pasó en el festival del Jamming de este año, el cual no contaba con la suficiente financiación para su realización.

Respecto a lo anterior, en caso de que los organizadores del Jammig tuvieran en su conocimiento desde el inicio que ese festival no se iba a poder llevar a cabo, estos incurrirían en procesos legales penales de una estafa masiva, según explicó Castro, quien, además, precisó que las personas afectadas podían interponer denuncias en contra de este delito.

Existen eventos en donde las personas se desmayan dentro de los conciertos o festivales, ya sea por la euforia o la falta de ventilación de las instalaciones, como en el concierto de Harry Styles en el Coliseo Live. Frente a este panorama, Castro explica que esta última puede llevar a algunos problemas a los organizadores si estos no tenían en su conocimiento los protocolos y las mínimas medidas de seguridad para la organización.

En este caso, estos eventos deben ser “supervisados” por las secretarías de salud municipales o departamentales. Sí una persona muere o queda con afectaciones físicas, el organizador deberá responder, no solo civilmente ante la SIC, sino que también de manera penal.

Cada concierto o festival debe contar con los mínimos requisitos de seguridad y calidad, para garantizar una jornada tranquila, en la que cada asistente disfrute el momento y no ocurra una dificultad que haga generar un reclamo y dañe la imagen de la organización.