Revisión de la política internacional antidrogas
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El consenso de Washington sobre las drogas descansa sobre dos creencias ampliamente compartidas, la primera es que la guerra contra las drogas es un fracaso y la segunda es que no se puede cambiar, pero varios hechos políticos sin precedentes empiezan a cuestionar esa segunda creencia.
El Foro Social Mundial Temático: “Democracia, Derechos Humanos, Guerras y Cultivos de Uso Ilícito” reunido en Cartagena de Indias en junio de 2003, señaló que la lucha contra las drogas realizada bajo la égida del prohibicionismo ha sido un fracaso, dando lugar de manera paulatina, al debate de la legalización regulada de la droga.
En el año 2008, tres expresidentes latinoamericanos, Fernando Cardoso, de Brasil, Ernesto Zedillo, de México, y César Gaviria de Colombia, constituyeron la Comisión Latinoamericana de Drogas y Democracia, que pidió “un cambio de paradigma” en la estrategia antidrogas.
A finales de noviembre de 2012, a pedido de México, Colombia, Guatemala y otros países, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una resolución que consagra los cuestionamientos a la política sobre drogas y determina hacer en 2016 una sesión especial para evaluarla, paso que da un estatus distinto a la discusión, pues la eleva del nivel regional al global y de las declaraciones la lleva a una instancia que puede tomar decisiones.
La legalización del consumo recreativo de marihuana en algunos estados de Estados Unidos, siendo una nación que ha sido punta de lanza de la prohibición y la guerra contra las drogas, constituye un desafío abierto a las convenciones de las Naciones Unidas y a la legislación federal estadounidense.
De otro lado, el consumo de la hoja de coca considerada en su estado natural alimento, medicamento y ritual fue despenalizada por la Organización de Naciones Unidas (ONU) en Bolivia al aprobársele una reserva a la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes.
La VI Cumbre de las Américas, en abril de 2012, fue toda una sorpresa, el tema de la política frente a las drogas, que no estaba en la agenda, terminó volviéndose el punto de mayor atención y, aunque no se tomaron decisiones de hondo calado y solo se discutió en una reunión informal a puerta cerrada entre los presidentes, fue la primera ocasión en que un evento de este tipo, con el presidente de Estados Unidos abordo, se ve atravesado por las críticas de sus miembros a la política contra las drogas.
Por ser el país que más éxito ha tenido en la lucha contra las drogas y el que más ha sufrido por su causa el presidente argumentó en su discurso que Colombia tiene la autoridad moral para pedir que se haga un alto en el camino y se vea “qué tipo de alternativas podemos tener que sean más efectivas” frente a las drogas ilícitas.
El Presidente colombiano, por su parte, anunció su respaldo a una declaración internacional que empieza así: “Cincuenta años después de la Convención Única de Estupefacientes de las Naciones Unidas de 1961, la guerra global contra las drogas ha fracasado, y tiene muchas consecuencias indeseadas y devastadoras en el mundo entero”.
En conclusión, la necesidad de revisar la política antidrogas vigente está en la agenda de los organismos internacionales, pues el fracaso de la prohibición y de la política de la represión es tan evidente, que no puede negarse, por lo que estamos en un momento de la historia que debe repensar la estrategia contra las drogas.