Siete asociaciones recibieron la marca colectiva para sus artesanías
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María Floricelda Córdoba y Margarita Mena Palacios son dos mujeres chocoanas que llevan más de 35 años trabajando, entre Quibdó y Río Quito, con las fibras de la corteza de la Damagua y la flor de una palma de nombre Cabecinegro. Cada día pueden tejer hasta cinco carteras o dos sombreros, y ahora su trabajo es reconocido con un sello nacional que le otorgó la autoridad de registro.
Al igual que María Floricelda, Margarita y la Red de Mujeres Chocoanas, seis asociaciones más recibieron de la Superintendencia de Industria y Comercio, SIC, la marca colectiva por la tradición, la calidad y el proceso de sus artesanías
“Es un reconocimiento a la labor del artesano chocoano que, de cierta forma, están mostrando la cultura de un pueblo”, dijo María Floricelda mientras sostenía la resolución que le otorgó la SIC durante el III seminario “Perspectivas de la Propiedad Intelectual y Artesanías”, que se desarrolla en el marco de la XXIII feria internacional de Expoartesanías.
Con la marca colectiva o los certificados del producto, los pobladores tienen un título para mostrar en el comercio unas características que cumplen con unos requisitos determinados por las asociaciones. Estas agrupaciones solicitan la marca y se vuelven las titulares de los registros.
José Luis Londoño, superintendente delegado para la Propiedad Industrial, afirmó que mediante las certificaciones y las marcas colectivas los artesanos mejoran la competitividad y los ciudadanos reconocen los productos.
“Con las marcas colectivas no solo se genera el candado para los beneficiarios con el cual pueden tener un mejor canal de comunicación con sus clientes sino que los clientes reconocen las características”, afirmó Londoño.
Las otras artesanías que recibieron el sello de la Superindustria fueron la Ruta Artesanal del Carnaval, el Tamo de Pasto, la Tejeduría en Esparto de Cerinza, el Coopalomeko, la Artesanía Cubay, y los Tejidos Nobsanos.