Lo bueno y lo malo de la reelección de Santos
23 de noviembre de 2013Contenido
Todo en la vida tiene consecuencias buenas y malas, dependiendo de los intereses que se afectan y la orilla desde la que se mire y analice el hecho. Las acciones humanas también tienen un lado que mira al sol y otro a la luna: un lado oscuro, un lado claro. La reelección del presidente Santos no es la excepción.
Lo bueno, si es reelegido:
-El presidente podrá culminar todas las iniciativas de su Gobierno que han quedado inconclusas. Justo es reconocer que hay programas excelentes, que, por falta de tiempo, no han podido concretarse. Con cuatro años más por delante, a lo mejor las tan mentadas “locomotoras” arranquen de una buena vez.
-Leyes trascendentales, como la de restitución de tierras y víctimas, encontrarán por fin la luz al final del túnel. Es la única manera de reivindicarnos con los afectados por el conflicto interno.
-El proceso de paz seguirá su curso normal, sin sufrir alteraciones por un cambio de Gobierno. Hay que aclarar que una eventual desmovilización de la guerrilla no traerá consigo una paz total, pero ayudará a iniciar un camino que necesariamente debemos recorrer.
-Vargas Lleras no será candidato y lo más probable es que termine quemado: ninguna aspiración presidencial aguanta tanto tiempo en el horno. Ya serían doce años haciendo cola.
-El debate político estará más álgido e interesante que nunca: Santos en la presidencia y Uribe en el Congreso. Es un cartel que asegura una confrontación como para alquilar balcón.
-Santos podrá gobernar más con lo que piensa, que con lo que quiere oír la gente y los medios. Las encuestas no serán un obstáculo para hacer lo que hay que hacer, así sea impopular.
-Ministros tan importantes como Amylkar Acosta, Alfonso Gómez y Cecilia Álvarez repetirán en el Gobierno.
-El exministro Federico Renjifo, “Yo” José Gabriel y otros especímenes de la fauna Santista continuarán de embajadores por fuera del país.
Lo malo, si es reelegido:
-Colombia sufrirá una crisis institucional que no tiene precedentes: un Presidente sin liderazgo y manoseado hasta el tuétano por los políticos se enfrenta al peor de los mundos.
-La “rosca” bogotana, desconectada por completo de la realidad de Colombia, terminará de enquistarse en el aparato estatal: sacarlos será muy difícil.
-Si Santos gana, eso implicaría que el proceso de paz fue decisivo. Es inconveniente que la paz se mezcle con la política. La paz no debe ser, bajo ninguna circunstancia, una herramienta para retener el poder.
-Mientras Santos se reelige, los “muchachones” de las Farc sabrán que tienen al presidente en sus manos: si el proceso de paz se cae, se derrumba también la reelección.
-La sociedad se polarizará como en Venezuela: en un extremo los Santistas y en el otro los Uribistas.
-Si Santos sigue en el “potro arisco”, eso significa que la “mermelada” o, como dicen los pelaos, “la Nutela” produjo frutos. Terrible mensaje: las ideas se pueden permutar por puestos y contratos.
-Los grandes conglomerados económicos y los medios de comunicación nacionales más importantes seguirán al servicio del régimen.
-Los “seudocolumnistas” de opinión, amigos íntimos del Presidente, insistirán en defender lo indefensable.
-Ministros altamente incompetentes, como la de Educación, se atornillarán a su cargo, por cuenta de amiguismos y no de méritos.
De cualquier manera, el Presidente no la tiene tan fácil como algunos creen: es la primera vez en la historia política de Colombia, que el candidato que puntea en las encuestas (en este caso Santos) no tiene más de 50% de favorabilidad, con el agravante de que se trata del Presidente en ejercicio. Si no gana en primera vuelta se le enreda la cosa.
En política no hay nada escrito.
La ñapa I. Afortunadamente, fue retirado por el gobierno el proyecto de ley sobre baldíos. No hay derecho a que se legisle para favorecer a unos cuantos.
La ñapa II. Se me ocurren dos muy buenos candidatos costeños a la vicepresidencia: para Santos, Efraín Cepeda, y para Zuluaga, Eduardo Verano.