Si Petro fuera presidente
15 de febrero de 2014Contenido
No se ha resuelto aún el viacrucis judicial y la incertidumbre en la que Gustavo Petro tiene sumida a la ciudad de Bogotá y a sus cerca de ocho millones de habitantes, por cuenta de una catarata de acciones judiciales y de su empeño en atornillarse al poder a como dé lugar, y ya algunos de sus más cercanos colaboradores lo lanzaron a la Presidencia, sin el menor asomo de vergüenza.
Petro y sus amigos, además de que utilizan los bienes y el presupuesto del Distrito para subvertir la institucionalidad, hacen proselitismo político desde sus cargos públicos. Ese solo hecho da para otra investigación disciplinaria; pero no: Petro es un intocable y tiene licencia para hacer lo que le venga en gana. Por lo menos eso es lo que piensan él y sus seguidores.
Al “comité de aplausos” del Alcalde bogotano y a él mismo, les parece una maravilla, replicar el modelo de gobierno “petrista” en todo el territorio nacional, como si no fuera suficiente el caos y el desastre al que han condenado a la capital. Y vuelvo al tema: guste o no, el Procurador lo único que hizo fue aplicar la ley; quien se equivocó en todo este desafortunado episodio fue Petro. Al Alcalde no lo sacan porque sea de izquierda o desmovilizado: va pa’ la calle por incompetente y porque despilfarró una millonada de recursos públicos en la implementación del sistema de recolección de basuras, a pesar de que todos los órganos de control le advirtieron sobre la inconveniencia del mismo.
Hoy, por cuenta de la destitución de la Procuraduría, Petro pasó de victimario a víctima. Curiosamente, ya nadie habla de su estruendoso fracaso al frente de la Alcaldía. En el olvido han quedado la improvisación y la chambonería que han caracterizado la mayoría de sus ejecuciones. No veo por ningún lado a todos los que se rasgan las vestiduras por la destitución de Petro y por los excesivos poderes del Procurador, reclamando por la descabezada de “Kiko” Gómez, el Gobernador de la Guajira; si fueran medianamente coherentes, así lo harían, pues, independientemente de las razones particulares de cada caso, la postura de Petro y los suyos es la de que el Procurador no tiene competencia para destituir a funcionarios elegidos popularmente. Falso: el Procurador sí tiene esa competencia y estoy seguro de que así será ratificado por el Consejo de Estado y el Consejo Superior de la Judicatura, si algo de cordura jurídica queda en este país.
Petro prostituyó la sagrada institución de la tutela; es claro que su vanidad y arrogancia están muy por encima del bienestar de la ciudad y sus moradores. Con la actitud mezquina de Petro, ganan el populismo y la polarización; pierde la ciudad. Ni siquiera los $35.000 millones que cuesta la revocatoria han logrado sensibilizar al burgomaestre para hacerse a un lado. Con esa plata se pueden construir muchas de las obras sociales de las que él habla y que, por la razón que sea, no ha podido o no ha querido hacer.
Quienes creen que Petro puede llegar a ser presidente solo piensan en sus propios intereses; pues no habría nada mas nefasto para este país que un personaje lleno de tanto odio y resentimiento se sentara en el solio de Bolívar.
Si Petro fuera presidente, Colombia sería como Cuba, con el tráfico de Bogotá. Afortunadamente, no hay ninguna posibilidad: Petro es un cadáver político que empieza a oler feo.
La ñapa I. Descansa en paz, querido Pacheco.
La ñapa II. No entiendo que hace Peñalosa en un partido en el que nadie lo quiere.
La ñapa III. Lucho Garzón está pasando de agache en el escándalo del carrusel de la contratación en Bogotá. La Fiscalía cuenta con varios testimonios que lo involucran en ese entuerto.