El colmo de la ética
08 de septiembre de 2021Contenido
El rodeo es un deporte ecuestre practicado principalmente en Estados Unidos y el norte de México que consiste en montar a pelo potros salvajes o reses vacunas bravas, como novillos y toros salvajes, realizando ejercicios como arrojar el lazo, rejonear o sostenerse sobre el animal por el mayor tiempo posible. Jess Lockwood, de 23 años es el ungido para pulverizar los records sobre los que se llevan registro, hilando dos campeonatos mundiales consecutivos de la PBR.
Los datos de Jess Lockwood no interesarían a nadie sino fuera porque en Colombia la regulación en materia de prevención de soborno transnacional es una metáfora de la práctica del rodeo, por aquello que, el jinete debe intentar domesticar el animal por un tiempo prolongado, con los riesgos que acarrea una mala caída, amén de la falta de protección y las mortales embestidas que puede recibir. Las similitudes entre este deporte de riesgo con las reglas para implementar un Programa de Transparencia y Ética Empresarial (PTEE) se hacen notar, como un toro en celo.
Imagine por un segundo que usted es un Gerente de una Pyme que importa productos: para septiembre del año 2020, seguramente la empresa no se encontraba obligada a adoptar un PTEE hasta que en octubre de ese año, se expidió la flamante Resolución 100-006261 que modificó los criterios para determinar las sociedades obligadas, en los que posiblemente podría estar ubicada su empresa.
¿Cuando y cómo saberlo? Todo dependerá de los estados financieros de esa Pyme a 31 de diciembre de 2020; solo que estos, naturalmente, se conocerán en marzo de 2021 cuando son oficialmente aprobados. Como un acto de generosidad con el empresariado, la norma disponía plazo hasta el 30 de abril de 2021 para adoptar el PTEE. Dos meses valiosos para hacer algo nunca antes hecho.
Como si el registro de actas, libros, pago de obligaciones tributarias, parafiscales, matrículas y el desarrollo propio del objeto social no trajera suficientes desafíos, su Pyme también debe estar alineada con otras regulaciones a las que puede estar obligada como Protección de Datos Personales y SAGRILAFT, cada una con sus propias normas, requisitos, órganos de control, sanciones y otras extravagancias. Y cómo no, cada una con su propio calendario. Así como los mayas, judíos, chinos y cristianos manejan sus propias versiones de cuando comienzan a correr los 365 días del año.
Aún hay más: el SAGRILAFT, que debía estar implementado para el 30 de mayo de 2021, por misericordia de los Dioses se prolongó para el 30 de agosto. El PTEE no contó con esa bondad. Y así, en los primeros días de junio de 2021, su Pyme estrena los deberes llenando el “formulario 52”. Pero para que el periplo siga en modo acertijo, el día límite dependerá del último NIT de su empresa.
En agosto del 2021 la Supersociedades comunicó que la circular 100-000003, que fijaba las guías y lineamientos para implementar un PTEE quedaba derogada por la 100-000011. Pero sólo hasta el 1 de enero de 2022. Detrás del cantinflesco juego de resoluciones con números cacofónicos, y diversidad de fechas, las nuevas reglas para adoptar correctamente un PTEE vuelven a atravesarse en la cotidianidad de la demacrada Pyme, que además de lidiar con una pandemia, la devaluación del peso, el sobrecosto de la materia prima, ahora imponen que lo que se gastó en el PTEE 2021 perderá vigencia en cuestión de meses.
Ni Jess Lockwood que monta a pelo toros y caballos por deporte, se atrevió a tanto.