¿Cómo debemos entender la minería?

Ana María Castro

Desde la expedición de la Constitución Política de 1991, los colombianos entendemos que la actividad minera debe ser administrada desde el Gobierno central, pues según la carta magna, el Estado es propietario del subsuelo y de los recursos naturales no renovables.

Sin embargo, tal perspectiva, para alegría de muchos y desconcierto de otros, ha ido cambiando poco a poco en el país. Con los últimos fallos de la Corte Constitucional y algunos Tribunales de la República, la concepción de que la actividad minera es de competencia privativa de las Autoridades Centrales ha ido cambiando. Hoy en día los municipios tienen la facultad de decidir, por medio de mecanismos de participación o de sus Planes de Ordenamiento Territorial si quieren que en sus regiones se realicen actividades mineras.

Es por lo anterior, que debemos ampliar la perspectiva frente al desarrollo de la actividad y entender que con esta, entran a jugar otros factores que probablemente no hemos contemplado. Gracias a una charla, por cierto extraordinaria, organizada por el Colegio de Abogados de Minas y Petróleos, varios de los que trabajamos en el sector minero, hemos podido ampliar el panorama y ver otras opciones para que la actividad minera no sea rechazada en los municipios y regiones del país y por el contrario sea vista como una opción de progreso para las mismas. Pero para lograr que el sector extractivo sea reconocido como un sector de crecimiento, es importante empezar a entender de otra manera la actividad minera.

Una de las primeras cosas que debemos analizar es en donde se desarrolla la actividad minera. Y es que la minería no se realiza principalmente en las grandes ciudades, las explotaciones mineras, en su gran mayoría se ejercen en los sectores rurales del país, tal y ocurre con la agricultura, por lo tanto debemos pensar en la minería como parte del sector rural y empezar a involucrarnos con el mismo.

Lo anterior obliga a considerar varios factores, ello incluye interactuar con las comunidades e identificar sus necesidades, ya que de esto depende la aceptación o no de la actividad minera en los municipios. Un pueblo con necesidades básicas insatisfechas, es un pueblo inconforme que por obvias razones no estará de acuerdo con la llegada de una industria que no trae consigo beneficios.

A su vez, es necesario interactuar con los gobiernos locales, labor que desde las autoridades mineras centrales ha mejorado en el último año, sin embargo es importante que el sector se involucre en la ordenación del territorio para lograr hacer parte de este, como una actividad necesaria en las regiones. Hoy en día los demás sectores productivos nos llevan una indiscutible ventaja en este aspecto.

Otro de los elementos a considerar, sino el más importante, tiene que ver con identificar e interactuar con los demás sectores productivos que juegan un papel decisivo en el desarrollo de las regiones. Este último elemento, ha sido el menos advertido por la industria extractiva, ya que no existe una colaboración armónica entre gabinetes ni mucho menos un diálogo coordinado entre los diferentes gremios. Debemos empezar con aquellos que abarcan un mayor campo en el sector rural como es el caso de la agricultura.

Es entonces claro que la actividad extractiva tiene mucho por hacer y mucho campo que ganar en el sector rural, debemos empezar a entender la minería como parte de la ruralidad en nuestro territorio, como una actividad que debe ser contemplada como progreso, crecimiento y no como se ha venido entendiendo, como una actividad depredadora del medio ambiente y de las comunidades.

Es importante que empecemos a involucrarnos desde las regiones y dejemos de pensar que esta actividad puede ser manejada únicamente por las autoridades centrales y desde las grandes ciudades, pues impulsar la minería como actividad determinante y necesaria para el desarrollo del país, es tarea de todos los que trabajamos en este maravilloso sector.

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