Formación y Solidaridad
04 de marzo de 2017Contenido
El principal argumento de Fifa, Uefa y varias asociaciones nacionales en contra del fallo era que sin la posibilidad de recibir dinero por un jugador, los clubes se harían inviables económicamente hablando y en general el fútbol no resistiría tan “rudo golpe”; la realidad actual es bien distinta a lo predicho, el fútbol no quebró y al igual que hace 20 años sigue estando dominado por dos o tres clubes en cada liga.
La Indemnización por Formación y el Mecanismo de Solidaridad son dos esquemas que intentan remunerar la actividad realizada por los clubes y academias formadoras. Dice Fifa que la formación de un jugador se realiza entre los 12 y los 21 años.
La indemnización por formación se efectúa cuando un jugador firma su primer contrato como profesional o cuando es transferido antes de cumplir 23 años, en estos eventos, dependiendo si se trata de una transferencia nacional o internacional, el club formador recibirá determinada suma de dinero. Hace poco menos de un año, realicé una reclamación por formación de un jugador colombiano y la academia formadora recibió más de US$100.000, suma nada despreciable para este tipo de entidades.
Por su parte, el mecanismo de solidaridad busca, cada vez que se realice una transferencia internacional, que hasta el 5% del valor de dicho negocio sea entregado a los clubes formadores en proporción al tiempo en que permanecieron allí.
Se tratan de negocios en la mayoría de veces desconocidos por las academias y sumas de dinero que se pierden por pura y simple ignorancia, en los que, adicionalmente, los grandes clubes hacen hasta lo imposible por no reconocerles a los formadores este dinero, al final se logra cobrar, pero lo que pretendía Fifa fuera una remuneración interesante para las academias acaba siendo un problema largo, costoso desgastante.
Estos esquemas han adquirido preponderancia toda vez que se prohibieron los “derechos económicos”, que eran básicamente la posibilidad de reservar un porcentaje de una transferencia futura. Así pues las academias deben vivir (en teoría, que no en la práctica) de la formación y la solidaridad, esquemas, como ya indiqué de difícil cobro.
La Federación Colombiana de Fútbol ha sido enfática en indicarle a las academias que no se pueden hacer negocios con los derechos económicos de sus jugadores, que son prohibidos y que estas conductas serán sancionadas, que la Formación y la Solidaridad son suficientes para lograr réditos económicos que les permita funcionar.
Con todo esto, no se entiende como pretende la Federación Colombiana de Fútbol que las academias femeninas subsistan ahora no solo sin derechos económicos sino sin solidaridad o formación. El argumento de estabilidad económica de los clubes que tienen equipo femenino es bastante discutible, no se han mostrado cifras y solo se ha beneficiado a los equipos profesionales. La labor de formación de jugadoras requiere trabajo y estímulo y con estas políticas de la Federación, creería que en un futuro no muy lejano las academias femeninas de fútbol no existirán.