Opinión

Las eliminatorias

01 de abril de 2017

Andrés Charria

Fundador de Tres Puntos Consultores
Canal de noticias de Asuntos Legales

Contenido

El primero tiene que ver con la sanción a Messi por insultar de manera vehemente a un juez de línea, conducta reprochable pero bastante común en el fútbol. 

Antes que nada llama la atención la celeridad con que la FIFA decidió; faltas mucho más delicadas, violentas y detectadas por el árbitro se han castigado luego de meses de cometidas; en el caso de Messi una acción del jueves 23 de marzo en la noche, que con las diferencias de horario y el tiempo que se demoró en salir el video causante de la sanción debió llegar a la FIFA viernes por la tarde, y se sancionó el lunes (en la FIFA como buena entidad burocrática, a las 4 de la tarde un viernes nadie trabaja) por lo que no se le dio tiempo al jugador para siquiera explicar la situación, la sanción fue notificada minutos antes de empezar el partido en La Paz.

Nuevamente, el debido proceso brilla por su ausencia. Como siempre, las autoridades del fútbol intentan ser ejemplarizantes y quien mejor que Messi para este cometido; cuando se defiende a un jugador por un tema disciplinario, el acta del árbitro es plena prueba, irrefutable de lo acontecido, así esté mal escrita y peor aún equivocada. Si el acta del árbitro dice que el jugador número 10 le pegó una patada por la espalda, será el jugador número 10 y no otro el que recibirá la sanción, a pesar de que existan videos que indiquen que fue otro jugador. En el acta del árbitro no se mencionó lo acaecido con Messi, sin embargo, de oficio se sancionó. Tampoco hay una coherencia en la sanción, una patada que lesione a un jugador da menor sanción que un insulto, pero repito, fue Messi y hay que dar ejemplo.

El segundo tema que me parece de fácil solución tiene que ver con el gol legítimo que Venezuela marcó contra Chile y que no subió al marcador. La pelota que pega en el travesaño, traspasa la línea de gol, rebota y sale al campo, todo en milésimas de segundo y lejos del árbitro. Este problema ya está resuelto, si no se tiene la tecnología, si es costosa, si se es un purista del fútbol, un árbitro de gol evita este bochorno, pero no, la Conmebol considera innecesario o costosa esta solución, es decir seguimos en 1966 con el gol fantasma de la final de ese mundial. 

Varias veces he comentado en esta columna cómo varios deportes han adoptado avances tecnológicos para mejorar algunos problemas como el comentado, un caso parecido es solucionado en el tenis con el “ojo de halcón”, que en menos de 15 segundos termina con cualquier controversia.

Finalmente, viene el tema de conducta de los jugadores; soy de los que piensa que estas personas no están llamadas a dar ejemplo, son unos excelentes deportistas, que hacen o intentan hacer bien su trabajo, la mayoría excelentes personas, supremamente bien remunerados y mimados pero nada más pretender ponerlos de ejemplo no creo que sea lo adecuado. 

Sería deseable que se estableciera un código de conducta para los jugadores que son convocados y más aún también sería adecuado fijar criterios objetivos de exclusión de algunos jugadores. Varios deportes tienen política de cero tolerancia en temas de violencia de género o doméstica, en el fútbol americano una grandísima estrella, Ray Rice, fue suspendida de por vida por golpear a una mujer en un ascensor, sin entrar a analizar lo drástico o no de la medida, hay claridad en la situación y existen reglas claras al respecto.