Innovando como estrategia
16 de junio de 2014Contenido
Hace muchos años me convencí que en la innovación radica el éxito o el fracaso de una organización, tanto en su presente como en su futuro. Las empresas que no innovan, tarde o temprano desaparecerán o al menos, perderán vigencia. En mi labor como consultor con frecuencia me encuentro con empresas que tuvieron en algún momento un brillante presente, pero que por falta de innovación y como se dice popularmente, por “dormirse en los laureles”, en la actualidad son un pálido reflejo de lo que fueron en algún momento.
Lo anterior no es un secreto y veo que la mayoría de empresas, empresarios y su alta gerencia entienden esto. Sin embargo una cosa es entenderlo y otra muy diferente aplicarlo. Aquí también aplica otra frase popular, en cuanto a que “no hay peor ciego que el que no quiere ver”. Innovar no tiene por que ser difícil y el problema radica en otros campos.
Por ejemplo, muchas organizaciones dicen que quieren innovar y lo hacen, pero puntualmente y cada cierto tiempo. Estos esfuerzos pueden ser loables, pero no logran perdurar con el tiempo. La verdadera esencia de la innovación empresarial radica en que este elemento sea parte de la estrategia empresarial, de la cultura de la organización, de sus procesos y de su día a día.
En el pasado he analizado empresas de las que innovan cada cierto tiempo. En estas empresas, se vive el día a día con múltiples labores y sin pensar en innovación. Su personal creativo, que es el encargado de liderar la innovación, no le dedica tiempo a este tema. La mayoría innova cada par de años en el mejor de los casos, con un nuevo producto. Otras innovan cada cinco o diez años, al hacer un cambio en la imagen corporativa. Pero hasta ahí llegan y no son capaces de profundizar en esta innovación.
Por otro lado, las empresas verdaderamente innovadoras, viven, sueñan y hasta transpiran innovación. Son organizaciones que adrede abren campos para que la innovación este presente. Por ejemplo, encargan a su personal a dedicarle ciertas horas de su trabajo a pensar en innovación. Hay empresas que entre sus políticas, les exigen a sus empleados que dediquen parte de su tiempo, quizás el 10% o 20% a pensar en ideas nuevas.
Otras empresas además tienen comités de innovación. En estos comités se llaman a diferentes actores, como empleados, clientes, proveedores y distribuidores para que den ideas. Por ejemplo, alguno de estos actores ha detectado una falla y cree tener una solución. El comité está encargado de analizar estas ideas y mirar como las pueden convertir en innovaciones para la organización. Para poder innovar como estrategia, se requiere un compromiso de las altas directivas y participación de toda la empresa y su entorno. La empresa debe entender que la innovación es permanente y dinámica, por lo cual debe ser a su vez flexible y adaptarse a los cambios. En lo posible, se deben proponer cambios progresistas, que busquen no solo beneficios para la organización, sino para todos los actores y el entorno.
La innovación es como un juego del gato y el ratón. Siempre debemos estar un paso adelante, esperando la jugada de la competencia. La única forma de lograr un liderazgo sostenible, es que se entienda la innovación como una estrategia constante, que evoluciona, que cambia y que se diseña a la luz de cada organización.
Finalmente, es importante entender que la innovación se hace pensando no solo en el futuro de la empresa, sino en generar retornos. La innovación no puede ser un tema de moda o de tendencia. Toda innovación debe generar utilidades a la empresa, económicas o de otra índole.
Si al leer este artículo ve cómo su empresa está quedada o no innova como debería ser, lo invito a que se asesore bien. Una empresa innovadora logrará muchas cosas y con una buena ejecución, no habrá nada que la detenga.