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Fusiones en Colombia: planificación estratégica y asesoría integral para generar valor

12 de diciembre de 2025
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Las fusiones son una herramienta central del derecho corporativo colombiano para reorganizar y, en ciertos casos, ejecutar estrategias de adquisición o expansión. Sin embargo, en el mercado de fusiones y adquisiciones local, la fusión suele utilizarse para reorganizaciones intragrupo y no para la adquisición de un negocio. El mecanismo usual en nuestro mercado para la adquisición de un negocio es la compra de acciones o de activos que componen el negocio adquirido.

En términos generales, la fusión integra dos o más sociedades por absorción o por creación de una nueva, mediante la cual opera una transferencia patrimonial en bloque de los activos, pasivos y contratos a favor de la sociedad absorbente. Por su parte, las sociedades que se extinguen se entienden disueltas sin liquidarse.

Concretamente, en una fusión los pasos habituales son los siguientes: el proyecto de fusión (modalidad, valoración, relación de intercambio, efectos contables y cronograma); la aprobación del máximo órgano social; el período de publicidad y oposición de acreedores; y el otorgamiento del instrumento aplicable e inscripción en el registro mercantil.

Pero, más allá del trámite, cada fusión o adquisición exige una buena planificación. Es fundamental estructurar bien la operación, hacer una debida diligencia que vaya al fondo de los riesgos y conectar esos hallazgos con la evaluación y las condiciones del negocio. Cuando se trata de adquisiciones, también es clave distribuir bien los riesgos: negociar declaraciones y garantías, definir límites y tiempos, y escoger el instrumento de garantía adecuado, como un holdback, una cuenta escrow o un seguro de M&A.

Además, es necesario revisar si la operación debe pasar por el control de integraciones empresariales de la Superintendencia de Industria y Comercio. Este análisis puede cambiar los plazos y hasta las condiciones del cierre. Y, una vez concretada la operación, viene uno de los retos más grandes: la integración. Unir equipos, sistemas, contabilidades y actualizar registros es determinante para que la operación realmente genere valor.

En este contexto, los servicios societarios juegan un papel estratégico. Hoy los clientes necesitan abogados que ofrezcan servicios más multidisciplinarios, que conozcan su negocio, que entiendan cómo funciona su industria y que puedan ver más allá del derecho societario: que sus conocimientos se combinen con otras áreas como derecho cambiario, tributario o compliance.

A este panorama se suma un cambio profundo: la llegada de la inteligencia artificial a la práctica jurídica. Las firmas que ya integran estas herramientas están ganando velocidad y precisión, y eso se refleja en mejores servicios para los clientes. Las propias entidades, como las Cámaras de Comercio, también están digitalizando sus procesos, lo que facilita muchos trámites societarios que antes tomaban más tiempo.

El derecho corporativo está cambiando y exige una práctica más dinámica, más conectada con el negocio y más apoyada en tecnología. Hoy, los servicios societarios no son solo un requisito legal: son una pieza clave para generar valor real en las transacciones y acompañar a las empresas en decisiones que definen su futuro.