Educación inclusiva y responsabilidad social
21 de julio de 2013
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Cada vez existen más posibilidades para que todos los colombianos, sin excepción, accedan a la educación superior, en todos los niveles. Desde la educación técnica y tecnológica, hasta los programas de postgrado que aumentan de manera importante hoy en Colombia y América Latina.
Sin embargo, aún hay que hacer importantes esfuerzos para lograr que el derecho a la educación superior sea una realidad para todo aquél que quiera continuar su formación y seguir estudiando.
En esto, si bien juega un papel muy relevante el estado y los aportes que hace en ese sentido, no hay que olvidar que la Constitución Política de Colombia aclara que “El Estado, la sociedad y la familia son responsables de la educación” y por tanto pretender que sea solo el primero quien garantice la financiación y calidad de la educación superior, como algunos pretenden, iría en contravía del espíritu original de la norma. Lo anterior, empero, no implica que el Estado deba marginarse de la promoción y regulación de la educación superior, sino que la sociedad y las familias en Colombia también deben exigir mejor calidad, mejor cobertura y facilidades para el acceso de todos y cada uno al sistema de educación superior.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que las tecnologías de la información y la comunicación, las famosas TICs, han avanzado de manera muy importante y su desarrollo con miras a consolidar la oferta, calidad y accesibilidad de le educación superior tiene que aprovecharse, evitando caer en posturas en extremo conservadoras donde la relación estudiante-profesor tiene que seguir siendo cara a cara en un aula de clase.
El Estado colombiano ha invertido importantes recursos para aumentar la penetración de internet, el acceso a computadores y en general la promoción del uso de las TICs a nivel nacional, lo cual debe articularse con una verdadera oferta de educación superior en todos los niveles, a la que se puedan conectar todos los colombianos, incluso desde las regiones más apartadas del país.
Es decir, una verdadera oferta de educación “on-line” que nos permita incrementar de manera importante y en poco tiempo el capital humano de Colombia, tan criticado por estudiosos del tema. La posibilidad de aprender un arte u oficio es un primer paso que luego debe complementarse con la apropiación de tecnologías relacionadas y luego continuar hacia un escenario de innovación y profesionalización.
La educación presencial en línea, en inglés “on-line”, es una alternativa menos costosa en el largo plazo para las instituciones de educación superior y en el corto plazo para los estudiantes, y la tecnología ha avanzado a niveles previamente inimaginables donde estudiantes y profesores pueden estar conectados 24 horas. Las organizaciones y empresas requieren con urgencia capacitar, educar y formar a sus colaboradores y el Estado debe motivar que inviertan con todas las garantías en instituciones eficientes, de la más alta calidad y que ofrezcan la posibilidad de interacción presencial en línea todos los días y en todo momento.
Los estudiantes, por su parte, pueden aprovechar las facilidades de pago que hoy existen para costear sus estudios, pues pueden seguir trabajando, y así incrementar de manera importante los recursos que recibe el sistema en su conjunto, complementando lo que ya hoy aporta como tal el Estado, que debe jugar un papel central en la regulación de las instituciones de educación para que ofrezcan programas de la más alta calidad, cuyo producto sean técnicos, tecnólogos y profesionales emprendedores, innovadores y competentes.