Cómo evitar perder su marca en Colombia: cancelación por no uso
13 de diciembre de 2025Contenido
En Colombia, el registro de una marca no es simplemente un trámite formal ni un acto declarativo sin mayor alcance. Se trata de un derecho exclusivo que el Estado concede a su titular para usar un signo en el mercado, diferenciar sus productos o servicios y evitar que terceros lo adopten de manera idéntica o similar. Este derecho, aunque esencial para la estrategia empresarial, no es absoluto y viene acompañado de obligaciones que deben gestionarse de manera consciente. Entre ellas, la obligación de usar la marca dentro de los tres años siguientes a su concesión es, sin duda, una de las más determinantes.
Según el artículo 165 de la Decisión 486, cualquier tercero con interés legítimo puede solicitar la cancelación de un registro por falta de uso una vez vencido este plazo. En ese momento, la carga de la prueba recae completamente en el titular, quien tiene la responsabilidad de demostrar que la marca se ha utilizado de forma real y efectiva, tal como fue concedida y para los productos o servicios que ampara. No basta con acreditar un uso esporádico ni una intención futura. La autoridad exige evidencia concreta, verificable y coherente con el registro otorgado.
En la práctica, es común que muchos empresarios obtengan registros pensando en un lanzamiento posterior, en la posibilidad de un rebranding o en la conveniencia de asegurar un signo que ya circula en el mercado sin una estrategia formal. En cualquiera de estas situaciones, el riesgo de enfrentar una acción de cancelación es real, especialmente cuando el uso no ha sido continuo o cuando la evidencia disponible no ha sido conservada de forma adecuada. Por eso resulta indispensable anticiparse y adoptar prácticas que fortalezcan la estabilidad del portafolio marcario y faciliten una eventual defensa.
Un primer paso consiste en procurar que la solicitud sea coherente con el uso proyectado. El registro debe reflejar la manera en que la marca se utilizará en el mercado o, cuando ya existe uso, la forma actual de explotación. Optar por marcas mixtas en blanco y negro, que permiten variaciones de color, o por descripciones suficientemente amplias dentro de los parámetros aceptados puede facilitar la acreditación del uso y evitar limitaciones innecesarias en el futuro.
El segundo paso es implementar una política interna de gestión de pruebas. Esto incluye conservar de manera organizada facturas, empaques, material publicitario, registros de ventas, evidencias digitales y cualquier otro soporte que demuestre el uso del signo en Colombia. Este archivo debe mantenerse actualizado y accesible, especialmente cuando intervienen distribuidores o diferentes líneas de negocio.
Finalmente, es recomendable realizar auditorías periódicas del portafolio para identificar marcas próximas a cumplir tres años desde su concesión, registros que no se están usando o signos cuyo uso difiere de la versión registrada. Estas revisiones permiten tomar decisiones oportunas, como ajustar el uso, presentar nuevas solicitudes, reorganizar estrategias de branding o reforzar la evidencia con suficiente anticipación.
En conclusión, conservar un registro marcario no depende solo de obtenerlo. Requiere una gestión activa que combine coherencia, documentación y revisión constante. Estas prácticas garantizan la vigencia real de los signos distintivos en Colombia y preservan su valor dentro del portafolio empresarial.