¿Adiós a la globalización?
02 de mayo de 2022Contenido
Además de que el covid-19 produjo una ralentización del comercio internacional, las perspectivas de la economía mundial se han ensombrecido aún más desde el estallido de la operación militar rusa, lo que ha hecho que los economistas de la Organización Mundial de Comercio (OMC) revalúen sus proyecciones sobre el comercio global para los próximos dos años.
Según sus cifras, se prevé que el crecimiento del comercio internacional de mercancías a duras penas va a llegar a un 3,0% en 2022 (cifra inferior a 4,7% previsto anteriormente), y a un 3,4% en 2023.
Es claro que el conflicto con Ucrania y las sanciones impuestas a Rusia ya han empezado a causar estragos en el comercio, con consecuencias devastadoras especialmente para los importadores de combustibles y de granos, y las cadenas de suministro de productos agrícolas y fertilizantes.
El efecto más notable se ha traducido en el incremento de los precios de los productos básicos.
Rusia y Ucrania son proveedores clave de bienes esenciales, como alimentos, energía y abonos y fertilizantes, cuyo suministro se ha visto amenazado por el conflicto.
De acuerdo con la OMC, los envíos de cereales a través de los puertos del Mar Negro se han interrumpido, lo que podría tener consecuencias muy graves, específicamente para la seguridad alimentaria de los países pobres.
Una producción fuertemente golpeada es la del trigo, por cuanto Rusia es el líder mundial en la exportación de ese producto, y Ucrania ocupa el cuarto lugar en la lista. El conflicto ha llevado al bloqueo de los principales puertos de la zona, lo que a su vez ha derivado en un aumento de hasta 40% en los precios de ese producto.
Pero la guerra no es el único factor que afecta el comercio mundial en estos momentos. A ella se suma el confinamiento impuesto por China a su población para impedir la propagación de la variante Ómicron, lo que ha llevado prácticamente al colapso del comercio marítimo.
Así, el transporte de mercancías por carretera hacia el puerto de Shanghái (el más grande del mundo durante los últimos 10 años) se ha visto drásticamente afectado, hasta el punto de que su operación se ha reducido a 25% de su capacidad. Muchas mercancías no han podido llegar a los muelles y se han acumulado más de 500 embarcaciones a la espera de recibir su carga.
La crisis ha llevado a expertos, como Raimo Väyrynen, a sostener que la globalización está en serios aprietos. Según The Economist, este proceso, así como su desaceleración, afecta a cada país de un modo diferente, dependiendo de su modelo de crecimiento económico, y prevé que la nueva tendencia comercial será la regionalización.
El profesor Dani Rodrik coincide con esa postura y sostiene que, para superar la crisis, es necesario que las economías emergentes apliquen políticas que fomenten y diversifiquen sus producciones nacionales, estrategia que supone el regreso al proteccionismo en detrimento del sistema multilateral de comercio.
De otra parte, es claro que la actual coyuntura ha llevado a algunos países a pensar que la excesiva dependencia de economías como la china genera vulnerabilidades que no se pueden dar el lujo de seguir asumiendo.
De hecho, las principales potencias están privilegiando, por encima del libre comercio, la protección de los intereses nacionales, por lo que no se ve viable que en el corto plazo sea posible regresar al modelo de libre comercio tradicional.
Lo anterior lleva a prever una drástica degradación del proceso de globalización.