No hay que tragar entero
18 de mayo de 2021Contenido
Un fenómeno que ha acompañado al paro nacional, en su más perversa manifestación ha sido el de las noticias falsas. Sin tomar partido por las distintas posiciones ideológicas lo cierto es que han circulado en redes sociales y medios de comunicación una alarmante cantidad de noticias y videos que carecen de veracidad, a lo que hay que añadir una serie de posturas que solo muestran una sola cara de la moneda. Ambos fenómenos están estrechamente ligados entre sí y contribuyen a la desinformación y al desconcierto .
Por ejemplo, hace unos días estuvo rondando en redes un video que mostraba una tanqueta del ESMAD, que supuestamente habría arrollado a numerosos manifestantes, cuando en realidad transitaba por otro carril diferente al que recorría el grueso de los participantes en la protesta.
También causó revuelo un video en el que un helicóptero de la Policía Nacional habría disparado desde el aire a la multitud en Buga. Posteriormente se logró esclarecer que en realidad los tiros que se escuchaban en el video provenían de uno de los civiles en la zona.
Las anteriores son solo algunas del sin número de noticias falsas que han circulado y que han contribuido de manera significativa a la polarización y a la indignación social.
Hace ya un tiempo que nos ha tocado comenzar a convivir con la manipulación de la realidad, pero con el auge de las redes sociales, indudablemente esta situación se ha tornado en un problema mucho más nocivo y de gran envergadura.
Ahora, como los algoritmos de estas plataformas son cada vez más selectivos con la información que presentan al usuario, según sus preferencias, el público difícilmente verá noticias o información que no concuerde con sus gustos e incluso con su ideología política. Según explica Rubio Núñez, se crea una “(...) fragmentación de burbujas informáticas de mundos informativos paralelos, que dificulta la existencia de espacios comunes de debate.” Naturalmente, este suceso además de agudizar el conflicto, y permitir una mayor difusión de las “fake news” entre los integrantes de la burbuja, alimenta las visiones parcializadas y descontextualizadas.
En el marco de esta coyuntura, pareciera que algunas organizaciones internacionales se encuentran inmersas en su “burbuja informática” y han hecho eco a la desinformación lanzando acusaciones sin mostrar todo el panorama. Así, Human Rights Watch ha resaltado el uso de tanquetas que lanzan bombas aturdidoras y gases lacrimógenos y Amnistía Internacional ha servido de caja de resonancia de estas de noticias y han denunciado el uso excesivo de la fuerza de las autoridades. Pero nada han dicho sobre los desmanes y el vandalismo, los ataques y agresiones perpetradas contra la fuerza pública, las gravísimas consecuencias de los bloqueos como es la situación desesperada de los pequeños comerciantes y de los transportadores, el desabastecimiento de alimentos, la pérdida de empleos, las muertes por ausencia de personal médico, la falta de sangre, oxígeno y medicamentos , la escasez de combustible, las ambulancias que no pueden recoger a los pacientes o llegar a su destino, el alto índice de contagios producidos por las marchas en un momento en que las UCIS no dan abasto, entre otras calamidades . Es cierto que se han presentado algunos abusos de la autoridad que serán objeto de las acciones legales pertinentes , pero no se puede omitir el otro lado de la historia. Es paradójico que organizaciones cuya función consiste supuestamente en defender los derechos humanos, hayan decidido privilegiar las vías de hecho por encima del derecho a la vida y a la salud de los ciudadanos.