Opinión

Yo sí se quién es usted

11 de abril de 2015

Gabriel Mesa

Socio Director en Estudio Gabriel Mesa Abogados
Canal de noticias de Asuntos Legales

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Usted es una de esas personas que, al igual que muchos compatriotas, creen que la ley, que las normas, son para los demás, para esos idiotas que a pesar de la falta de autoridad en este país aceptan cumplirlas.

Usted es uno más de aquellos que creen estar no por encima de la ley sino al margen de ella y por encima de todos los demás.

Usted es de los que ven con sorna a quien respeta la fila, al que no se vuela el semáforo en rojo, al que no obstaculiza la intersección en la vía a pesar de tener el semáforo en verde.

Usted es de esos que tiene a Colombia en el estado en que hoy estamos y respecto de los cuales no hay campaña alguna por parte de las autoridades para concientizar y, ante todo, civilizar.

Usted es uno de esos que, como tantos nacionales, cuando viajan a Estados Unidos o Europa se comportan como ciudadanos ejemplares, pero no porque sientan respeto por la ley sino por cobardes, porque le temen a las autoridades de esos países que sí hacen valer la ley sin necesidad de saber quién diablos es usted.

Usted es un colombiano que solo se pone la camiseta cuando juega la selección de fútbol, pero que el resto del tiempo pareciera tenerla en la guantera de su carro como bayetilla.

Usted es de los que creen que una 4x4 es todo lo que un hombre necesita para ser varón y pasar por sobre todos los demás, como si fueran piedras en una carretera lejana.

Pero usted nos deja ahora una valiosa lección. Y es la posibilidad de ver lo asquerosa de nuestra figura cuando nos comportamos como lo ha hecho usted; cuando creemos que podemos abofetear a un agente de policía porque es un ser de cuna humilde y no un gigante gringo que sin reato alguno lo esposaría para llevarlo ante un juez por irrespeto a la autoridad; cuando creemos que ser colombiano es epítome de grosería y que el valor de un hombre está en el calibre de las palabras…o de las balas; cuando pateamos la ley sin darnos cuenta que con ello estamos pateando el futuro del país como sociedad civilizada; cuando escupimos a la cara de Colombia creyendo que ser colombiano es ser “verraco” y que eso hacen los hombres verracos.

Una lección que deberíamos interiorizar para reflexionar en la importancia que en las sociedades desarrolladas tiene la noción de ley y de respeto a ella. Esas mismas sociedades que nos deslumbran con su nivel de desarrollo y que extrañamos y anhelamos. Una lección que nos dice que la respuesta está en nuestras manos.

Es también una lección para quienes crean las leyes, para quienes las vivimos y para las autoridades y los jueces encargados de aplicarlas. Esta es una columna de asuntos legales y es este uno de esos casos en los cuales es vívida la lección que nos permite afirmar la importancia de cumplir las normas para llegar a estadios más avanzados de sociedad.

No siempre el derecho es un capricho, señor Gaviria, un juguete de uno y un embeleco para la mayoría. La más de las veces el derecho es el camino para subir peldaños en el proceso de evolución social. Claro, si se asume así por los ciudadanos y no como un estorbo que se puede quitar de en medio con madrazos, gritos y, sobre todo, con la prepotencia de quien se siente reyezuelo.

Sabía usted, solo por ponerle un ejemplo, que cada día miles y miles de abogados en esta sufrida Colombia asesoramos personas y empresas para acompañarlas en el proceso constante de ajustar sus conductas, sus sueños, sus vidas, sus negocios a la ley?. En los bufetes de abogados se dedica una cantidad indescriptible de horas redactando complejos contratos, no para engañar al otro o al país sino para facilitar el curso de los negocios, de la sociedad y permitirle alcanzar niveles más altos de desarrollo, de respeto, de valía; los jueces, muchos de ellos en una labor silenciosa pero no por ello carente de valor, dedican otra cantidad ingente de tiempo analizando los más enrevesados problemas de la sociedad en materia civil, laboral, comercial, penal, administrativa, con el propósito de administrar justicia y contribuir, con cada sentencia, a crear una sociedad más justa, equitativa, seria, próspera, humana. Los policías, poniendo en riesgo muchas veces la vida, procuran también aplicar esas normas que hacen viable a una sociedad. Y le puedo asegurar que todas las personas y todas las empresas que se comprometen con la ley, con el derecho, siempre son mejores personas y mejores empresas, sí, de esas con las que a las personas como a usted les gusta trabajar.

Seguramente todos deberíamos saber quién diablos es usted pero, sobre todo, con toda seguridad todos deberíamos saber quién no queremos ser.

Hasta la vista