Opinión

¿Dónde está la bolita?

24 de febrero de 2014
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Se sabe que el consejo de estado corporación en la cual hoy se encuentran esas tutelas “atiborradas”, plantea la tesis que al señor Petro se le violo su derecho fundamental al debido proceso, así las cosas en teoría tendría que adelantarse nuevamente el procedimiento administrativo disciplinario dándole plenas garantías al sancionado, en sede de un debido proceso, como si la actuación hubiera sido violatoria o como si no se le hubiese solicitado al sancionado presentar sus descargos ante su desparpajo administrativo, hoy creeríamos incautamente que la “leguleyada” de Petro y su combo no va para ningún lado, pues en el Estado de Derecho priman las instituciones, y ya en el pasado quedo eso claro.

Para entonces la Corte Constitucional en el caso “Teodora Bolívar” aclaro que el ministerio publico si podía destituir y sancionar funcionarios públicos, inclusive de elección popular siempre y cuando se probara la violación al estatuto disciplinario vigente, con observancia a las normas de procedimiento actuales, sin dejar de lado el debido proceso y las garantías fundamentales al investigado, claramente en este asunto todo eso se cumplió, como también en el del burgomaestre de Bogotá, el tema más allá del contexto legal y cuanta argucia promueve la defensa del destituido; y ahí es donde hay que analizar el alcance y propósitos de todo este “embeleco”.

Al inicio de la actual administración no faltó tiempo para ver el horror, el desastre como se administraba la ciudad que más aporta al PIB de la Nación, no faltó tiempo para observar el cálculo y falacias administrativas para ver cómo se despilfarraban los dineros de todos los Bogotanos en programas inequitativos e inocuos, pervirtiendo los principios de la actividad administrativa como la objetividad, la transparencia y el bien común; el desparpajo administrativo causo escozor hasta a los más desprevenidos motivando un movimiento revocatorio que como mucho aquí no va para ningún lado, a parte de las razones lógicas que impiden una revocatoria en el actual contexto.  

Basta recordar como para entonces ya eran cientos los ciudadanos y las voces que pedían revocatoria, la retórica del destituido  era que la “aristocracia” quería “tumbarlo” del cargo, recordemos como el mismo promovió con su “legis-guy” una igual andanada de tutelas en contra de las firmas, esas mismas de cientos de miles de ciudadanos indignados que pedían la revocatoria inmediata, se tildo el proceso de espurio y manipulado, se torpedeo todo el análisis de firmas, se constituyeron comités del mismo destituido para “escrutar” firma por firma; al final para el mal llamado progresismo la revocatoria era manipulada.

Luego de toda la polémica de destitución, la revocatoria manipulada si era “garante” de la permanencia en el cargo del señor Petro, pero no se le contó a la opinión pública que quienes habían manipulado el proceso eran los mismos zoquetes arribistas que continúan en el poder distrital, con montones de tutelas temerarias y desprestigio del proceso; la suerte esta echada hoy cuestionan las fechas e invitan a la abstención, lo más paradójico es como logran confundir y engañar pues toda su estrategia “jurídica” es en dilatar para que cuando quede en firme la destitución de Petro que así será, ya no se puedan celebrar elecciones en Bogotá y así designar a Guillermo Alfonso Jaramillo como alcalde, para entonces ya será tarde saber dónde está la bolita.