Cuando la innovación se convierte en amenaza: drones
20 de septiembre de 2025Contenido
Los drones, que hasta hace apenas unos años se asociaban con actividades como la fotografía aérea, la agricultura de precisión, el monitoreo ambiental, las operaciones de rescate en zonas de difícil acceso y la optimización de la logística para el transporte de bienes, hoy se han convertido en protagonistas de los conflictos armados en el mundo y también en Colombia. ¿Cómo es posible que una tecnología pensada para ayudar en la vida cotidiana se haya transformado en una herramienta de confrontación?
En nuestro país, los grupos armados ilegales han intensificado el uso de aeronaves no tripuladas como herramienta de ataque: en los primeros meses de 2025 se han registrado más de 118 acciones con drones cargados con explosivos. Incluso, un helicóptero de la Policía Nacional de Colombia fue atacado con uno de estos dispositivos mientras realizaba operativos en el departamento de Antioquia.
La tendencia es global: en la guerra de Ucrania, Rusia lanzó más de 5.400 drones Shahed en junio de 2025, y apenas un mes después se produjo un ataque combinado de más de 700 drones y misiles en una sola noche, el mayor registrado hasta ahora.
Estos números confirman que la guerra moderna se libra cada vez más desde el aire y mediante sistemas no tripulados, lo que obliga a los Estados a acelerar la adopción de sistemas antidrones (C-UAS, Counter-Unmanned Aircraft Systems – Sistemas Antidrones o Sistemas de Contramedidas contra Aeronaves No Tripuladas), capaces de detectar, neutralizar y mitigar este nuevo tipo de riesgo.
Hoy en día, la neutralización de drones requiere tecnologías que permitan identificar, seguir y bloquear su operación. Entre las principales herramientas se encuentran radares, sensores de radiofrecuencia, inhibidores de señal y drones interceptores. Implementar estas soluciones se ha vuelto indispensable para responder a un desafío que ya no es hipotético.
Estos sistemas se presentan en dos grandes modalidades: los fijos, instalados de manera permanente en infraestructuras críticas como aeropuertos, entidades estatales o refinerías, donde funcionan como un auténtico “escudo digital” que bloquea comunicaciones no autorizadas y previene incidentes de alto impacto económico y operativo; y los móviles, que consisten en soluciones transportables o montadas en vehículos como camionetas equipadas con radares portátiles y cañones de ondas de radio, o las denominadas Drone Jammer Guns, así como drones interceptores, diseñados para perseguir y neutralizar aparatos hostiles en pleno vuelo o en zonas de frontera.
Ejemplos, muchos, pero como referencia podemos señalar, los aeropuertos, imaginemos que un dron no autorizado se acerca a la pista en pleno despegue de un avión comercial. Un sistema fijo antidrones detecta la señal de radiofrecuencia y activa un “escudo digital” que bloquea la comunicación entre el dron y su operador, forzando al aparato a descender sin poner en riesgo el vuelo.
En el ámbito de las infraestructuras críticas, como entidades estatales o bases militares, los sistemas fijos antidrones resultan indispensables. Estos equipos, instalados de forma permanente, actúan como un verdadero “escudo digital”: detectan la presencia de aeronaves no tripuladas, identifican sus señales y utilizan bloqueadores de radiofrecuencia para interrumpir la comunicación con sus operadores.
Ante este panorama, los Estados deben actuar con decisión: invertir en sistemas antidrones es una necesidad urgente para salvaguardar la seguridad nacional y proteger a la ciudadanía.