Análisis

El matrimonio entre el private equity y el fútbol

17 de agosto de 2021

Joe Bonilla Gálvez

Socio – Director de las Áreas de Derecho Laboral y Deportivo en Muñoz Tamayo & Asociados
Canal de noticias de Asuntos Legales

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El mercado deportivo mundial se vio sacudido por el anuncio, el 4 de agosto, de que La Liga española ha vendido 10% de sus operaciones a CVC Capital Partners por 2.700 millones de euros, lo que lleva a una valoración de La Liga en 27.000 millones de euros. Es un acuerdo sin precedentes en la industria del deporte, en todos los aspectos de la transacción: una liga de fútbol que vende participaciones a un tercero, uno de los mayores fondos de capital privado que se une a una de las top 5 ligas de fútbol, el valor de la inversión y la evaluación de la liga.

Es posible observar que existe una enorme liquidez a nivel internacional, especialmente en el mercado norteamericano, para la inversión en deportes, no solo para la compra de clubes, y no necesariamente fútbol, sino también para inversiones en empresas que tienen productos tecnológicos relacionados con el deporte y apuestas deportivas.

En paralelo a este hecho, y siendo también una de las fuentes de esta liquidez, existió un auge en los Estados Unidos de América en la recaudación de fondos a través de Empresa de Adquisición con Propósito Especial o SPACs para inversiones en deporte.

Y este flujo de inversiones viene empaquetado en forma de private equity y apunta a dos negocios: inversión en clubes e inversión en ligas.
Cuando miramos a los clubes, vemos que, en diciembre del año pasado, ALK Capital compró el club inglés Burnley. En Francia, el Burdeaux es controlado por King Street Capital Management y Nancy por New City Capital.
Elliot Management Corporation, un gestor de aproximadamente US$42.000 millones, es el propietario de Milán. A finales de 2019, Silver Lake compró el 10% del City Football Group (un holding que reúne al Manchester City, New York City y otros nueve clubes) por US$500 millones.

En marzo de 2021, Fenway Sports Group, conocido por poseer Liverpool y Boston Red Sox, vendió una participación accionaria a RedBird Capital Partners, lo que resultó en la valoración de Fenway de US$7.300 millones.
En junio de este año, el Atlético de Madrid, a través de su holding controladora, anunció la entrada de Ares Management Corporation, que gestiona a nivel mundial US$227.000 millones, pagando 180 millones de euros por 33,96% del Atlético HoldCo. La MLS no pudo quedarse atrás y aprobó a finales del año pasado nuevas reglas que dejan espacio para que los inversores institucionales (léase private equity) compren hasta un máximo de 20% de las acciones de un club.

Estos movimientos de capital internacional son interesantes desde una perspectiva geopolítica, porque lo que hemos visto en la última década, o un poco más que eso, fueron adquisiciones de clubes de fútbol, especialmente de los más grandes, concentrados en manos de las familias reales de Oriente Medio, rusos y chinos. Ahora tenemos un nuevo jugador en el mercado, que son los fondos de capital privado estadounidenses.

Pero no solo los clubes de fútbol son vistos como activos de inversión, ahora las miradas también se vuelven hacia las ligas de fútbol, como quedó clarísimo en el caso español. Tradicionalmente, las ligas se constituyen teniendo como socios e impulsores de sus actividades, solamente los clubes de fútbol que disputan la competición organizada por la liga, sin ningún miembro externo. Sin embargo, esto cambiará.

Es importante tener en cuenta que antes de la operación en España, la liga alemana mantuvo conversaciones con fondos de capital privado para una posible venta de una participación minoritaria en dos subsidiarias, cuyos negocios implicaban la licencia para cesión de derechos comerciales, deportes electrónicos y operar y distribuir partidos a través de la plataforma OTT. Los clubes han decidido, por el momento, suspender las negociaciones.

La liga italiana ha estado en negociaciones avanzadas con CVC Capital Partners, Advent International y Fondo Strategico, en un acuerdo que llevaría a la liga el monto de 1,7 mil millones de euros a cambio de una participación del 10% en una empresa que se crearía para administrar los derechos comerciales y de medios de la liga. El negocio no salió adelante este año, ya que hubo un desacuerdo entre los clubes italianos.

No podemos dejar de recordar el rotundo, pero infructuoso lanzamiento de la Superliga europea, que era financiada por JP Morgan.

¿Qué pasa con Brasil en todo esto?

Desde una perspectiva local, aunque 99% de los clubes sean constituidos como asociación, finalmente este día 6 de agosto se aprobó una ley, que será un marco regulatorio para la transformación de los clubes en Sociedad Anónima del Fútbol, lo que será un inductor de nuevos negocios en el sector.

Además, llamó la atención de todos, en junio de este año, el anuncio de que los clubes finalmente quieren crear una liga nacional para gestionar las Series A y B del Campeonato Brasileño. Pronto surgió la noticia de que los fondos y gestores de recursos extranjeros tendrían interés en llevar a cabo alguna negociación con esta entidad en gestación, que tendrá, entre otras tareas, la competencia para negociar colectivamente un nuevo acuerdo para la transmisión de los juegos a partir de 2025.

Actualmente, la gran mayoría de los recursos invertidos en estas transacciones se originan en los Estados Unidos y van hacia Europa. ¿Llegarán a Brasil? Entendemos que sí. En menor escala y velocidad, pero se percibe, claramente, que en los últimos meses los clubes brasileños poco a poco comienzan a entrar en el radar de los inversores extranjeros. ¿Cuál es el perfil de este inversor? Suele ser uno que pretende replicar una estrategia similar a la implementada por el City Football Group y comprar clubes en diferentes países. ¿Cuál es la estrategia en Brasil? Buscar el talento, a los mejores jugadores y llévalos a Europa o Estados Unidos de América, generando ganancias deportivas y financieras con estos traspasos.

¿Qué está ocurriendo en Colombia?

Frente al caso colombiano, en los últimos años, se ha consolidado una tendencia de interés de fondos de inversión colectiva en los clubes profesionales (frente a la existencia de condiciones favorables para la inversión, vale la pena anotar que 32 de los 35 clubes profesionales son sociedades anónimas). Según se ha reportado en distintos medios de comunicación, ha existido un gran interés de fondos de inversión constituidos en el exterior en clubes como el Deportivo Independiente Medellín, el Atlético Huila, el Once Caldas y el América de Cali.

Esto aunado a que, desde hace algunos años, el principal accionista de Azul & Blanco Millonarios F.C. S.A. es el fondo de inversión Blas de Leso Inversiones SL. Incluso, más recientemente se materializó un convenio entre un fondo de inversión extranjero y un club de segunda división del fútbol colombiano para el desarrollo de sus academias.

Ahora bien, frente a la posibilidad de que un fondo de inversión inyecte capital y sea participe de los ingresos del fútbol colombiano, en primera medida vale la pena aclarar que en Colombia existe una estructura organizacional en la que la división profesional es una persona jurídica independiente de la Federación Colombiana de Fútbol. Bajo este entendido, es la división profesional quien tiene la facultad estatutaria de disponer de la explotación civil y comercial de cuantos derechos y productos sean inherentes al fútbol profesional colombiano o consecuencia de las competiciones que ésta organice.

Dicho lo anterior, la incursión de un fondo como CVC en la división profesional colombiana tendría la ventaja de contribuir a mejorar la estructura de explotación de los derechos derivados de las competencias y ofrecería liquidez a los clubes colombianos que se enfrentan a una profunda crisis económica.

No obstante, el reto principal es encontrar un mecanismo para explotar de forma global los derechos que se derivan de las competencias de DIMAYOR, que, actualmente, han sido licenciados a distintas compañías a través de acuerdos de mediano y largo plazo; así como también el hecho de que el fútbol colombiano parece atravesar una transición que, eventualmente, se derivará en la modificación de la manera como se reparten los derechos audiovisuales entre sus clubes.

En este orden de ideas, a nuestro juicio, todo lo anterior se constituye como un escenario inmejorable para que, a través de la incursión y de la inyección de capital de un fondo de inversión, se incorpore un vehículo a través del cual se logre consolidar una explotación conjunta de los derechos audiovisuales, de apuestas, de videojuegos, entre otros, con el fin de maximizar su valor y hacer más eficiente, ágil y lucrativa su comercialización.

¿Y este matrimonio, entonces, llegará lejos?

Considerando el tamaño de la inversión realizada por CVC en La Liga, que podría tener el efecto secundario de desbloquear operaciones de inversión que fueron suspendidas o canceladas en otras ligas, hay razones suficientes para imaginar que tenemos un horizonte de largo plazo bien definido, que sin duda será un inductor de más negocios en el sector, tanto en ligas como en clubes. Al fin y al cabo, cualquiera que entre a invertir en fútbol sabe que está entrando en una operación a largo plazo.

En colaboración con Eduardo Carlezzo, de Carlezzo Advogados