Opinión

El papel de los gremios

24 de octubre de 2015
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Sin embargo, todo indica que las prácticas de muchas agremiaciones se quedaron rezagadas en la historia, haciéndose necesario que estos organismos adopten una visión más moderna, emprendiendo una transformación radical de su manera de hacer las cosas. 

Muchos permanecen anclados a un modelo de extracción de rentas, que se limita a proteger las prebendas y privilegios que han ido ganando con los años con el Gobierno, y así mantener beneficios económicos que, generalmente, sólo alcanzan a irrigar a los integrantes más poderosos del gremio.

Ese modelo de economía extractiva, como enseña Daron Acemoglu en su texto Why Nations Fail, sirve para formar grandes ganancias a un sector, pero genera barreras artificiales que impiden que la riqueza obtenida se transmita por fuera de la elite  industrial, evitando que hagan su trabajo los mecanismos de redistribución de la riqueza. Así operaban las más grandes economías, incluyendo la economía inglesa, hasta que surgió la Revolución Gloriosa de 1688, la cual sirvió para limitar los poderes del rey y del ejecutivo y para empoderar al legislativo como la fuente legitimada para fijar los límites a los poderes económicos. El proceso de transformación del sistema económico hacia un modelo más inclusivo se fue expandiendo a otros países industrializados y, en el caso de EE.UU. se consolidó con la adopción de la ley antimonopolios en 1890, que sirvió para abrir mercados y diluir privilegios de los magnates de ese entonces.

El tránsito hacia un modelo incluyente de relacionamiento del sector privado con el gobierno, implica el entendimiento esencial de que a toda la economía le va mejor, a mediano y largo plazo, cuando se nivela el campo de juego para todos y se promueve la entrada libre de nuevos participantes a los mercados, de forma que los consumidores se beneficien de mejores precios y mejores calidades en los productos.  

Los gremios deben reformarse integralmente para seguir velando por los intereses de sus agremiados, pero no empeñando todo su esfuerzo en darle larga vida a las excluyentes canonjías que les ha entregado el gobierno, sino en propiciar mejores prácticas sectoriales y crear nuevos canales de acceso a la tecnología y a la innovación, tanto para grandes como los pequeños productores. Así, la visión recortada y cortoplacista de la obtención de ganancias inmediatas a costa de los consumidores y los mercados se reemplaza por una visión de mayores ganancias a largo plazo, asociadas al fortalecimiento estructural de toda la base de consumidores del sector.

Si en un futuro los gremios accedieran a darle la vuelta a su visión dentro del marco de las relaciones del sector público con el sector privado, no sólo permitirán la llegada de los múltiples beneficios de la libre y leal competencia, sino que podrán esperar que sus organizaciones se revitalicen con la ampliación de su portafolio de servicios, para beneficio de sus afiliados.