Opinión

No hay peor ciego que el que no quiere ver

01 de octubre de 2016

Paula Vejarano

Dir. de litigios en Dentons Cárdenas & Cárdenas
Canal de noticias de Asuntos Legales

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¿Qué paz puede haber sin justicia? Y no, no hablo de la justicia frente al conflicto armado sino de la justicia que necesita el país en otros niveles. Y es que el día a día de los que no están involucrados en el conflicto general del país también merece atención, y mucha.

El Consejo Superior de la Judicatura suspendió la entrada en vigor de uno de sus Acuerdos más controversiales, aquel que creaba los nuevos cargos de los despachos judiciales de la jurisdicción civil y de familia. 

Los funcionarios que hace poco más de cuatro años hicieron el concurso para los nuevos cargos en propiedad están recibiendo correos electrónicos notificándolos de sus nuevos roles mientras aún siguen en cargos provisionales en los juzgados creados para conjurar la congestión judicial.

El 30 de octubre de este año, aparentemente, salvo que de nueva cuenta el Consejo Superior de la Judicatura resuelva otra cosa, miles de funcionarios que hoy trabajan en provisionalidad quedarán sin empleo o serán trasladados a sus despachos, ahora sí en propiedad y otros tantos simplemente saldrán. Mientras la situación se define, suenan nuevos y ya normales vientos de paro.

Mientras el país se vuelca en los acuerdos de paz, y muchos nos ponemos la camiseta de la esperanza por construir un mejor futuro sin el peso del conflicto armado, la crisis judicial sigue latente. 

Los conflictos que más afectan la armonía y la paz cotidiana, esa tan necesaria para que los esfuerzos de todo un país por salir adelante valgan la pena, sigue sin solución. 

Y mientras tanto el Gobierno mira para otro lado, haciendo caso omiso de que la justicia y la paz no sólo se es un asunto de armas. Los presidentes del sindicato de trabajadores de la Rama Judicial la semana pasada reclamaron la presencia del Gobierno en las negociaciones con el Consejo Superior de la Judicatura para definir el alcance de los nuevos nombramientos y la suerte de los que hoy, provisionales o en propiedad, ven un futuro incierto a final de este mes. 

Parece que sólo la campaña por el sí y los eventos relacionados con la dejación de las armas por parte de las Farc fueran lo único en la agenda nacional.

¿Dónde queda la solución de conflictos de los demás ciudadanos ajenos a las armas? Acaso la Justicia no merece atención. 

El señor que necesita desalojar a su inquilino, los niños que están esperando que a sus padres les fijen una cuota alimentaria para poder subsistir, la señora que necesita que le paguen una letra, la familia que espera que la sucesión de su padre culmine, el joven que espera que le resuelvan prontamente una tutela, etc. 

¿Acaso ellos no merecen justicia pronta, efectiva y duradera?  Es necesario que de una buena vez dejemos de ser ciegos a un problema que golpea y deja más víctimas que la violencia de las armas. La justicia merece atención, es un problema de todos, sin distinción, (partes, abogados, jueces, funcionarios de juzgado) somos víctimas. La solución no es un  paro, otro. La solución debe ser de fondo y estamos en mora de ejecutarla y garantizar a todos el real acceso a la justicia.