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El emprendimiento en Colombia está incentivado a quedarse en la informalidad debido al alto costo de tiempo y dinero que implica formalizarse. Esto lleva a los emprendedores a evitar ser detectados por las autoridades, optando por una escala de producción reducida.
Desde otra perspectiva, el emprendimiento promete ser un impulsor de la recuperación económica, pero esto no ocurrirá mientras no produzcan a la escala que deberían y se invierta en emprendimientos sin vocación de productividad.
¿Qué pasa con el emprendimiento en Colombia?
Actualmente, 90% de las empresas en Colombia son MiPyme, generan un 35% del PIB y 80% del empleo. Gran parte de ellas son emprendimientos, inciden en el desarrollo del país y cada año son más.
Entre octubre y diciembre de 2019 se crearon 53.197 empresas y en ese período de 2020 el número aumentó a 65.363. Según un estudio realizado por Innpulsa, tres de cada cuatro empresas sobreviven al primer año, una de cada dos al quinto y al décimo año solo dos de cada cinco. Esto demuestra que la resiliencia para materializar ideas y hacerlas sostenibles en el tiempo es baja.
El ecosistema emprendedor se está fortaleciendo y entrar es cada vez más atractivo. Pero antes, debe ser claro que emprender implica asumir una responsabilidad con uno mismo, su sueño, el entorno y el país y que esta responsabilidad debe reflejarse en acciones concretas de cuidado del emprendedor por su emprendimiento.
¿Cómo cuidar su emprendimiento?
Son tres pasos: hacer lo que se requiere, en el momento indicado y optimizando el uso de sus recursos. Un emprendimiento comienza aterrizando un sueño en una idea, creando un prototipo con dos amigos y validándolo. Con el tiempo, la idea será un producto, los amigos socios y la validación un producto. El equipo crecerá, arrendarán espacios y crecerán en proveedores y compradores.
Cuando este crecimiento no se acompaña de formalización, aumenta el riesgo de “mortalidad” del sueño que levanta de la cama al emprendedor. Esto, debido a conformarse con no tener registros esenciales y acuerdos entre socios, no poder acceder a beneficios y mercados y tener múltiples contratos “de palabra”. Cuidar un emprendimiento es no llegar a este punto y tomar medidas de planeación adecuadas en el momento justo y optimizando los recursos para lograrlo.
¿En quién confiar a la hora de cuidarlo?
Hay buenos servicios legales para emprendedores, desafortunadamente, de solo oír que necesitan a un abogado, sienten miedo de ver una elevada tarifa, no ser bien atendidos o ser juzgados. No buscar a tiempo los lleva a acudir al “consejo gratuito” de un amigo abogado o a pagar grandes sumas cuando el daño se causó o quedan pocos días para responder una demanda.
Colegas abogados, 90% de las empresas del país nos exige nuevos modelos de negocio. El rol del abogado y consejero es clave para el emprendedor y debemos ofrecer precios justos, atención de calidad y generarles un valor agregado con nuestros servicios.
Emprendedores, no tengan miedo de buscar un abogado, el país los necesita a ustedes soñando y produciendo en grande. Abogados, los emprendedores son un factor clave para la recuperación económica y necesitan su conocimiento y acompañamiento. Todo esto es una cuestión de país.