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De acuerdo con el DANE, en Colombia aproximadamente 40 millones de personas pertenecen a la población que se encuentran en edad de trabajar. De esta población, 25,6 millones de personas se encuentran en la población económicamente activa y 14,4 millones de personas hacen parte de la fuerza laboral o población económicamente inactiva.
Frente a estas cifras, es importante destacar que una parte significativa de la población económicamente activa trabaja en condiciones de informalidad. De acuerdo con el DANE, para el total nacional, en el trimestre móvil de mayo a julio de 2024, la proporción de personas ocupadas informales fue del 55,9%. Además, para el mes de julio de 2024, la tasa de desocupación a nivel nacional fue del 9,9%.
La tasa de informalidad y desempleo plantean un reto significativo en el país, especialmente en la coyuntura actual, en la cual la inteligencia artificial y la automatización están cambiando la realidad y el panorama del trabajo. Al respecto, de acuerdo con el Foro Mundial la inteligencia artificial (IA) afectará a casi el 40% de los empleos en todo el mundo, reemplazando algunos y complementando otros. Así mismo, la OCDE calcula que hasta el 46% de los empleos corren riesgo de automatización.
Incluso, recientemente en Caracol Radio el Ministro de las TIC anunció que como consecuencia de la inteligencia artificial “en 2030, es decir en seis años, el 65 por ciento de los empleos que tenemos hoy van a desaparecer”. De la misma manera, la Ministra del Trabajo señaló en El Tiempo que “el 40 % de los empleos que hoy existen serán asumidos por las máquinas”.
Ante esta coyuntura, el debate sobre la reforma laboral no debe enfocarse exclusivamente en la protección del derecho al trabajo como un beneficio para unos pocos, sino que debe ser aprovechado para implementar medidas que impulsen la formalización y reduzcan el desempleo en el país. Para lograr esto, es esencial lo siguiente:
• Implementación de programas educativos para estudiantes y trabajadores enfocados en inteligencia artificial. Es fundamental para preparar a las nuevas generaciones para el presente y futuro en el que la tecnología juega y jugará un papel central en el trabajo.
• Reconocer las nuevas modalidades o alternativas de trabajo que no encuadran dentro de un contrato laboral. Crear marcos regulatorios específicos que permitan a este tipo de trabajadores prestar sus servicios y acceder al Sistema de Seguridad Social. Esto facilitaría la formalización y garantizaría la protección de millones de personas que actualmente operan en la informalidad.
• Implementar cargas laborales diferenciadas entre las grandes empresas y las MIPYMES. No hacerlo, implicaría una gran pérdida de empleos en el país.
• No regular sobre la concepción de que los empleadores son vulneradores de derechos. Frente a esto, cobra especial relevancia una vieja frase que está más presente que nunca y es que sin los empleadores no existirían trabajadores.
En conclusión, esta es la oportunidad de lograr acuerdos entre gremios, empleadores, trabajadores y sindicatos que contribuyan a fortalecer las relaciones laborales y fomentar la formalización del empleo en el país ante los grandes retos globales que presenta el trabajo.