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En los últimos días, ha sido noticia nacional la invasión a predios privados en varias regiones del país. En particular, en el norte del Cauca se presenta un conflicto sobre la inequidad de acceso a la tierra, pero resulta trascendental entender de dónde viene la tensión y el por qué los indígenas están “invadiendo” la tierra, que es de propiedad privada.
¿De dónde surge la tensión sobre la tierra en el norte del Cauca?
El derecho civil reconoce que quien tiene el título de la tierra se reputa como propietario. Con la Ley 218 de 1996, el gobierno adjudicó tierras que habían sido abandonadas como consecuencia del terremoto ocurrido en 1994. Luego de la adjudicación, los pueblos que ostentaban la tenencia con anterioridad al terremoto reclamaron al gobierno, que volvió a realizar una segunda entrega. El problema, según María Fitzgerald, fue que se asignó “a los indígenas, tierras que eran de los afros; a los afro, tierras que eran de los campesinos; y a los campesinos, tierras que eran de los indígenas”.
¿Quiénes son los actores involucrados en el conflicto?
El historial de la propiedad de la tierra se debe analizar desde una visión del pluralismo jurídico: por un lado, los indígenas sostienen que las tierras son de propiedad ancestral y por ello deben recuperarlas y realizar un ejercicio de liberación de la madre tierra. El Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric) aduce que la lucha por la tierra se hereda desde sus ancestros al ser un proceso histórico y de reivindicación, que tiene como objetivo recuperar los territorios ancestrales que fueron arrebatados.
Por otra parte, desde el punto de vista del derecho a la propiedad privada, intervienen las comunidades afro, los campesinos y los empresarios. Es sobre la población afro que se tiene mayor pronunciamiento, pero no se debe olvidar que todos estos actores (de manera activa o pasiva) trabajan la tierra. Es tan alta la productividad de la tierra en el Cauca que este departamento aporta al PIB del país 5%, respecto de los otros departamentos.
El proceso de liberación de la tierra, catalogado como invasión por la propiedad privada, ha tomado 71 predios desde 2014, que suman 6.600 hectáreas de cañaduzales. En algunos casos, los propietarios han tenido que ceder su propiedad y vender las tierras al Estado, pero han condicionado la venta para que sea exclusivamente ofertada a la comunidad afro.
La Asociación de Consejos Comunitarios del Norte del Cauca (Aconc), por su parte, afirma que el conflicto no es por tierra sino por el ejercicio de gobernanza del territorio ancestral afro. Ellos también han vivido un proceso de recuperación y la tierra simboliza el territorio de sus derechos ancestrales.
¿Qué debe primar, el derecho a la propiedad privada estatal o el derecho al territorio de las comunidades indígenas?
La actual tensión es un abre bocas de la reforma agraria que se ha exigido desde hace décadas en Colombia, pero al ser un tema tan espinoso, al tocar el derecho a la propiedad privada, resulta ser el escenario y el momento ideal. La futura reforma sobre tierras está en juego, y del gobierno depende que se pueda conciliar y llegar a un acuerdo de paz, so pena de fracasar y terminar en una debacle.