Contenido
Las “reformas sociales que necesita el país”, ha sido una de las frases más repetidas por Gustavo Petro y su equipo, desde que iniciara la campaña política a la presidencia.
Es un mensaje poderoso, populista, que cautivó personas (y sus votos), al punto de ser uno de los ejes definitivos para lograr el objetivo final: la presidencia de la república. Retomando ese mensaje de campaña, el ahora presidente Petro y su equipo de gobierno, aducen estar legitimados para presentar reformas fundamentales, que contribuyan a crear un mejor país. La reforma laboral plantea muchos interrogantes jurídicos, con interés académico, pero muchas dudas a los empresarios, sobre todo a los emprendedores, micro y pequeños empresarios.
¿La reforma laboral es negativa para el país, como se plantea desde el sector empresarial?
El texto de la reforma laboral no es malo. Lo malo, es que mucho de su contenido está dirigido a crear una norma que sea garantista y atractiva jurídicamente, de acuerdo con parámetros internacionales del mundo del trabajo, pero que no coincide con la situación económica y social del país. Bajo la excusa de “acabar con la precariedad laboral”, se está creando un gran riesgo de precariedad social.
Los emprendedores y las micro y pequeñas empresas serán los más afectados con la reforma. A ellos, por efecto dominó, se sumará el mayor porcentaje de trabajadores del país. La limitación a los contratos de prestación de servicios, los efectos derivados de la contratación de empresas outsourcing, los incrementos en costos laborales, y la laboralización del trabajo de plataformas digitales, pondrá en jaque al empleo y a la economía colombiana. La reforma no creará empleo, dijo hace poco la Ministra del Trabajo… Estamos de acuerdo.
¿Qué rescata de la reforma laboral?
Lo primero es la seguridad jurídica que ofrece la regulación de la estabilidad laboral reforzada, aclarando los casos en los que se debe acudir al Ministerio del Trabajo para terminar los contratos de trabajo.
Lo segundo, es el jornal agropecuario, que es básicamente un salario integral agro. Es flexible, integrador e innovador, ya que permite pactar un salario que retribuya en forma unificada todas las acreencias y derechos laborales del trabajador. Un solo pago que será eficiente, en terrenos de la formalidad. ¿Dónde está lo malo? Primero, en que excluye a las empresas agroindustriales, restando eficiencia y formalidad real; pero, segundo y más importante, es que no se replicó en otras industrias. Esto, respetuosamente, lo sugerí al Viceministro Edwin Palma, porque creo que esta figura puede ser el camino a la formalidad en sectores en los que los costos laborales ahogan el desarrollo empresarial. ¿Por qué no aplicarlo a emprendedores, micro y pequeñas empresas, donde abunda la informalidad? ¿Por qué no aplicarlo en plataformas tecnológicas de reparto?
¿Por qué es una reforma para las elites?
Porque tal como está diseñada, con los incrementos en costos y las restricciones a las diferentes modalidades de trabajo, solo podrá ser asumida por las empresas que tengan capacidad financiera instalada. Las micro y las pequeñas, las de los “pobres”, lo tendrán difícil, por no decir imposible. Se diseñó para beneficiar y proteger a las “elites” ...