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En abril de 2021, el anuncio de la creación de la Superliga Europea por parte de algunos de los clubes más influyentes del continente sacudió al mundo del fútbol. Este proyecto, proponía un torneo exclusivo para los clubes de élite, ofreciendo una competición cerrada y lucrativa que rivalizaría directamente con la Liga de Campeones de la Uefa. Sin embargo, la iniciativa no solo generó una ola de críticas, sino que también desató un intenso debate legal sobre su posible violación de las leyes de competencia en Europa. Desde su concepción, la Uefa respondió rápidamente, calificando el proyecto como un acto de insurrección y amenazando con sanciones severas contra los clubes involucrados, incluidos sus jugadores, quienes podrían ser excluidos de competiciones internacionales como la Eurocopa o el Mundial.
Los promotores de la Superliga, por su parte, argumentaron que la Uefa y la Fifa actuaban como monopolios que impedían el desarrollo de alternativas competitivas y limitaban la capacidad de los clubes para gestionar sus propios intereses comerciales. Esta postura llevó a que el caso se trasladara al ámbito legal, donde el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (Tjue) ha jugado un papel central.
¿Qué estipula el marco legal antimonopolio en la Unión Europea?
En la Unión Europea, las leyes antitrust buscan garantizar mercados libres y competitivos, prohibiendo acuerdos que restrinjan la competencia y abusos de posición dominante. La Superliga Europea planteó si la Uefa es un monopolio que restringe ilegalmente la competencia en el fútbol europeo, toda vez que los clubes de la Superliga argumentaron que las sanciones y amenazas de la Uefa violaban los artículos 101 y 102 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (Tfue), que prohíben acuerdos que restrinjan la competencia y el abuso de posición dominante. Según ellos, la Uefa no solo organizaba competiciones, sino que también configuraba una posición dominante ilegal.
¿Cuál es el rol del Tjue y el impacto del caso?
En diciembre de 2023, el abogado general del Tjue, cuya opinión suele influir en las decisiones finales, emitió un informe preliminar respaldando la posición de la Uefa. Argumentó que, aunque la Uefa posee una posición fuerte en el mercado, esta es necesaria para garantizar la integridad del deporte y evitar fragmentaciones que podrían perjudicar al fútbol como fenómeno cultural y social. Asimismo, un tribunal en Madrid, ha determinado que la Fifa y la Uefa han infringido los artículos 101 y 102 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea al impedir la creación de la Superliga. Esta decisión judicial considera que ambas organizaciones han abusado de su poder de mercado para restringir la competencia.
¿Qué impacto económico y social tendría la Superliga ya establecida?
El modelo de la Superliga prometía ingresos multimillonarios para los clubes participantes, con contratos garantizados y menor dependencia de resultados deportivos. No obstante, fue criticado por romper con los principios del mérito deportivo, que son fundamentales en el fútbol europeo.
A nivel social, el rechazo de los aficionados fue rotundo. Protestas masivas en Inglaterra y otras partes de Europa llevaron a que muchos clubes, como el Manchester United, el Chelsea y el Atlético de Madrid, abandonaran rápidamente el proyecto. Este rechazo evidenció que el fútbol es más que un negocio; es una parte esencial de la identidad cultural de millones de personas.