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Según el reciente informe ColombiaTech Report 2021, nuestro país ocupa el quinto lugar dentro de los países más innovadores de Latinoamérica. El crecimiento de este ecosistema de emprendimiento digital colombiano hace necesario que la prestación de servicios legales se ocupe de entender las necesidades de miles de emprendedores.
Una de las necesidades más comunes de los emprendimientos es la elaboración de planes de pago o stock options para trabajadores o colaboradores.
Si bien los stocks options son una gran herramienta a la hora de atraer y retener talento en las startups, en muchas ocasiones se convierten en documentos complejos y de difícil comprensión, en los que se estipulan distintas condiciones que las compañías otorgan al trabajador como un derecho de opción a adquirir cierta cantidad de acciones de determinada clase, tiempo y precio. Así pues, estos stock options mutan para volverse un instrumento lleno de condicionamientos y términos como vesting periods, cliffs, cash outs, secondaries, entre otros anglicismos que, con frecuencia, resultan incomprensibles para quienes se benefician de tales planes, es decir, profesionales ajenos a la terminología jurídica y que son, al fin y al cabo, el personal clave para estas compañías, como desarrollares de software, programadores, analistas de datos, expertos en blockchain, arquitectos cloud, desarrolladores de inteligencia artificial, entre muchos otros.
¿Puede el Legal Design mejorar la compresión de complejos acuerdos entre emprendedores y sus colaboradores?
Sin duda, una de las metodologías de innovación legal que puede llegar a brindar múltiples soluciones que nos permitan identificar y satisfacer de mejor forma las necesidades de nuestros emprendedores es el Legal Design.
Se trata de una metodología desarrollada por Margaret Hagan en la Universidad de Stanford, que pretende poner al ser humano en el centro del derecho, es decir, que ese sea comunicado de la forma más clara posible.
Teniendo esto claro, el uso de herramientas visuales que hagan más comprensible y por lo tanto menos complejo un stock option requerirá la incorporación de disciplinas que han sido ajenas a la prestación de servicios legales, como la comunicación social, el diseño gráfico e incluso la psicología.
El Legal Design nos reta a aceptar que los beneficiarios de nuestros servicios no son abogados que pasaron sus noches estudiando a Ulpiano y Gayo, sino jóvenes emprendedores que requieren de soluciones comprensibles, eficientes y eficaces.
El rediseño de los servicios legales que se ofrecen en ecosistemas de emprendimiento hará necesaria la creación de una estrategia efectiva de comunicación de cara al cliente, con el fin de producir documentos gráficamente amigables que conduzcan a las partes a consolidar una buena relación contractual.
Por supuesto, no podemos desatender los intereses de nuestros clientes y restarle validez y contundencia jurídica a un stock option, pero sí debemos recordar que son las partes quienes deben comprender en primer lugar el contenido de un acuerdo y para ello es necesario concebir el uso de las herramientas del Legal Design.