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He preguntado a mis colegas del sector externo, sobre cuáles serían sus peticiones al Gobierno en sus últimos 100 días, y ¡he encontrado varias iniciativas muy importantes!
Comienzo por reconocer que es mucho lo que este Gobierno ha hecho por el comercio internacional, el cual en la mayor parte del periodo estuvo liderado por su ministro estrella, José Manuel Restrepo, y continuado al frente del mismo, de manera juiciosa de la mano de la ministra Ximena Lombana.
¿Cuáles serían esas peticiones?
Cerraría, a juicio de mis colegas, con broche de oro su desempeño en el sector externo con la realización de las siguientes cuatro acciones:
1. La convocatoria de la Comisión Mixta de Comercio Exterior para entregarle al sector privado las labores pendientes para la implementación de la Misión de Internacionalización.
Los Gobiernos se terminan, pero el sector privado permanece.
Es urgente que las acciones que plantea el documento Conpes, cuyo borrador está circulando desde marzo, sean adoptadas, por los diversos actores del sector privado.
2. La reglamentación de los procedimientos aduaneros para el comercio electrónico transfronterizo es otro “Must”.
Ya el marco legal quedó contemplado en el Decreto 278/21 y solo falta el reglamento aduanero, de un negocio que en los próximos años va a significar un tercio de las exportaciones mundiales.
Sin duda Colombia, con el mejor aeropuerto de carga de la región, está llamada a convertirse en el epicentro del e-commerce latinoamericano, en especial en productos de exportación y de redistribución internacional.
3. Poner “a punto” la legislación de zonas francas para recibir el nearshoring.
Según el BID, vienen US$70.000 millones a América Latina en relocalizaciones desde el sudeste asiático, que llegarán en su gran mayoría a las 800 zonas francas que hoy funcionan en el vecindario, por lo cual es vital “afinar”, mediante normas reglamentarias o conceptos de doctrina de la Dian, para que los usuarios de nuestras zonas francas estén en el mismo nivel de competencia regional:
a. Permitir que quien le incorpora un servicio a un bien que luego se exporta no deba pagar el IVA por este servicio (IVA que luego se va a cobrar otra vez al producto final cuando se importe al país de destino).
Las maquilas son el primer peldaño de la subcontratación internacional y de las cadenas regionales de valor, y ¡gravarlas es matarlas!
b. Permitir que los usuarios de zonas francas puedan entregar en consignación los productos por ellos elaborados, sin violar el principio de exclusividad, (hoy las nuevas plataformas de e-commerce o las grandes superficies, por lo general, no compran ni una aguja).
c. Promover el emprendimiento de Pyme en zonas francas en los sectores de servicios, cannabis y economía naranja pues, al tener que constituir una nueva empresa, pierden todas sus licencias y certificaciones de calidad.
d. Permitir que los inversionistas extranjeros puedan invertir en sus edificios y maquinarias en zonas francas colombianas, sin necesidad de monetizar a pesos colombianos, pues ese riesgo cambiario, que no se les exige en otros países, los espanta.
4. Colombia puede liderar el concepto de origen acumulativo entre los países que tengan vigente un TLC con Estados Unidos en Latinoamérica, para promover las cadenas regionales de valor, que son la nueva realidad.
¡El alcanzar para Colombia el per cápita mundial de las exportaciones debe convertirse en un propósito nacional!