Administrativo y constitucional


Universidad de La Sabana

¿Un momento constituyente?

05 de noviembre de 2025

Por: Raquel Sarria Acosta

profesora de la Facultad de Estudios Jurídicos, Políticos e Internacionales
Universidad de La Sabana
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El arraigo que la sociedad colombiana tiene a la Constitución de 1991 ha sido subestimado por las élites políticas. El lenguaje de los derechos y las acciones para hacerlos efectivos, con todo y las deficiencias institucionales, hoy hace parte del lenguaje cotidiano y de la cultura política. Esta puede ser una razón que explique que los diferentes llamados desde el poder para un cambio constitucional, antes y durante el gobierno de Petro, hayan fracasado en generar un movimiento ciudadano que implique un cambio total de la Constitución. Las élites han fracasado en generar un “momento constituyente” desde arriba hasta ahora.

¿Qué es un “momento constituyente”?

El “momento constituyente” se puede definir como una circunstancia crítica en la que el poder constituyente –la soberanía popular en su forma más directa– se manifiesta para crear, redefinir o refundar el orden constitucional, desplazando a los poderes constituidos. Es decir, en principio, la intención de cambio constitucional, y no solo de reforma, viene principalmente desde la ciudadanía, y eso se traduce en la construcción de nuevas instituciones. Ahora bien, un momento constituyente desde arriba implica que la movilización de los ciudadanos con el fin de cambiar la Constitución es, principalmente, promovida desde quienes están en el poder, y esta puede encontrar o no eco en los ciudadanos. Durante la vigencia de la Constitución del 91, este llamado desde arriba se ha hecho sin éxito.

¿Llamados a un momento constituyente por parte de las élites en Colombia?

Si bien hoy es el presidente Petro quien, con lápiz en mano, convoca la discusión respecto del cambio constitucional, no hay que olvidar que este llamado ha sido una constante desde diferentes sectores políticos a lo largo de la vigencia de la carta política. Un ejemplo de esto se vivió durante las discusiones del año 2016 en torno al acuerdo de paz, en el que una Asamblea Constituyente fue propuesta tanto por el uribismo, como por las FARC y por el Partido Liberal. Así, los llamados a un “momento constituyente” han estado en boca de las élites; pero, a pesar de su convocatoria desde liderazgos personalistas, partidistas o con argumentos en favor de la paz, este no ha logrado movilizar a la ciudadanía colombiana.

¿Un momento constituyente durante el gobierno Petro?

El intento de generar un “momento constituyente” ha sido particularmente intenso durante la segunda mitad del gobierno de Gustavo Petro. Esto se puede entender si se lee el estallido social no solo como una expresión de demanda de diferentes reformas sociales, sino como la expresión de un escenario propicio para llamar a un cambio constitucional. Con esta posible lectura, el presidente inició esta convocatoria en marzo de 2024 desde Cali, luego del hundimiento de la reforma a la salud, en la que propuso una Asamblea Nacional Constituyente si las instituciones vigentes “no son capaces de estar a la altura de las reformas”. Luego lo reiteró en su discurso del 1º de mayo, en el que propuso levantar la bandera del poder constituyente, y en julio de 2024, en el contexto del cambio de gabinete, propuso nueve puntos que debían estar en una Asamblea Nacional Constituyente y en un acuerdo nacional. En todas sus propuestas manifestó apoyarse en la creación de “Asambleas Constituyentes estudiantiles” o asambleas populares en diferentes municipios del país.

En 2025, luego del paréntesis de la consulta popular para lograr la reforma laboral y de su fracaso, en junio, el presidente Petro anunció que en las próximas elecciones se entregaría una papeleta para convocar a una Asamblea Nacional Constituyente. Pero ha sido desde octubre cuando esta idea se empezó a concretar con el llamado a crear un comité promotor y a recolectar firmas para la instalación de una asamblea constituyente, las cuales dijo que entregaría el 20 de julio de 2026 al Congreso. Además, el 23 de octubre el entonces Ministro de Justicia Eduardo Montealegre publicó un proyecto de ley que convocaba a una Asamblea Nacional Constituyente. Al día siguiente, con el lema “El poder constituyente avanza”, el presidente convocó una movilización para mostrar el apoyo a la convocatoria de la asamblea. Esta cronología evidencia que el petrismo entendió que la creación de un movimiento constituyente desde arriba no solo implica el llamado, sino también una movilización y una conexión con organizaciones sociales.

Si bien hasta el momento la Constitución de 1991 ha sobrevivido al llamado desde arriba, el escenario que plantea el petrismo pondrá ese arraigo una vez más a prueba. Y es que las ideas de cambio constitucional siguen aún vigentes en el mundo: Chile debatió este asunto recientemente, y en Francia hay sectores políticos que proponen un cambio constitucional que dé paso a una sexta república. Para quienes estamos convencidos de que las reformas que el país necesita se pueden dar dentro del marco de la Constitución vigente, hace falta una voz más clara desde los demás sectores políticos que demuestre que la defensa de la carta política no es una defensa del statu quo, sino el mejor modo de lograr los cambios que Colombia demanda con urgencia. Será entonces el próximo año cuando observemos si dicha cultura de arraigo a la constitución vigente logra quebrarse o, por el contrario, sale fortalecida. Al final, los llamados desde arriba podrán insistir en refundar la Carta, pero mientras la ciudadanía siga haciendo de la Constitución del 91 una práctica cotidiana de derechos, el verdadero poder constituyente seguirá estando abajo, donde tiene que estar.