Cómo funcionan y aplican los manuales de convivencia en la propiedad horizontal
Son una herramienta fundamental que establece todas las normas, deberes y derechos de los propietarios, residentes y visitantes
29 de octubre de 2024Contenido
Vivir en una copropiedad no es solo el disfrute de la vivienda. Hay una serie de normas (obligaciones y derechos) que tienen los inquilinos y propietarios. La convivencia armoniosa en una propiedad horizontal es esencial para garantizar un ambiente agradable y seguro para todos sus residentes.
Para que este objetivo llegue a un feliz término, pues además de la tolerancia es clave seguir unas normas. Para esto están los manuales de convivencia, que son una herramienta fundamental que establece las normas, deberes y derechos de los propietarios, residentes y visitantes, promoviendo así un ambiente de respeto, colaboración y bienestar.
En cuanto a la legislación colombiana, los manuales de convivencia de propiedad horizontal se rigen por varias normativas legales, entre las que resaltan la Ley 675 de 2001, que establece el régimen de propiedad horizontal y define los lineamientos generales que deben seguir los manuales de convivencia.
Adicionalmente, está el Decreto 1077 de 2015, que reglamenta aspectos específicos de la Ley 675 de 2001, incluyendo disposiciones sobre el contenido y la elaboración de los manuales de convivencia.
Incluso, el código civil y de comercio plantean ciertas disposiciones que se deben tener en cuenta y son aplicables a la propiedad horizontal.
Los objetivos de los manuales de convivencia son específicos y están claramente delineados. Estos son:
Establecer las normas y pautas de comportamiento: define las reglas que deben seguir todos los residentes para mantener un ambiente de respeto, tranquilidad y armonía en la comunidad en la que se vive.
Definir los derechos y responsabilidades de los propietarios: delimita las obligaciones de los residentes en cuanto al mantenimiento, uso y cuidado de las áreas comunes, así como sus derechos como miembros de la comunidad.
Facilitar la resolución de conflictos: también es fundamental para establecer los procedimientos a seguir para solucionar desacuerdos o problemas que puedan surgir entre los propietarios o entre estos y la administración.
Promover la convivencia pacífica: al establecer normas claras y un marco de actuación, el manual de convivencia contribuye a prevenir y gestionar adecuadamente los conflictos, fomentando así una convivencia más armoniosa.
Los manuales de convivencia, coinciden expertos, deben tener un contenido específico que delimite el porqué de este y cuáles son sus límites. Es clave que tenga consignado una introducción y objetivos que expliquen la finalidad del manual y su importancia para la comunidad.
También debe contar con un glosario que aclare los términos y conceptos utilizados a lo largo del documento.
Un aspecto fundamental dentro de los manuales de convivencia es el de los derechos y deberes de los propietarios, es decir, que defina las obligaciones de los residentes en cuanto al uso, mantenimiento y cuidado de las áreas comunes; así como sus derechos como miembros de la comunidad.
Tal vez el punto más neurálgico es el de las normas de convivencia, que sirven para dirimir los conflictos entre los residentes y que deben contener uso de las áreas comunes; horarios de silencio y descanso; tenencia de mascotas; modificaciones a las unidades privadas; manejo de residuos y reciclaje; y seguridad y acceso al edificio.
Con base en estas normas, los manuales de convivencia disponen las medidas para que se cumplan. Estas incluyen procedimientos disciplinarios y sanciones; mecanismos de resolución de conflictos; administración y gobierno de la propiedad horizontal y disposiciones finales.